Jue 19.08.2004

ESPECTáCULOS  › LOS JUEGOS OLIMPICOS DE ATENAS INTRODUCEN NUEVAS COSTUMBRES EN LOS CANALES

En la trastienda de las Olimpíadas televisivas

Becarios mártires, noctámbulos forzados y nuevos roles periodísticos conviven en la cobertura de los Juegos Olímpicos. América, Canal 7 y TyC Sports apostaron fuerte para estimular el hambre de deporte televisado en el público: cómo es el pulso de las noticias y coberturas a la hora en que la mayoría de los mortales duerme.

› Por Julián Gorodischer

“El chico de la noche” edita los Juegos Olímpicos. Cuando todos duermen, a la hora en que el canal luce desierto, el pibe paga derecho de piso: pasa a una planilla cada jugada del futbolista, la victoria del nadador y termina de trabajar cuando los otros se levantan. Pero se consuela con lo que le toca: ¡ser parte de una cobertura de las Olimpíadas! Tres canales (América, Canal 7 y, en el cable, TyC Sports) pagaron los derechos de la transmisión desde Atenas y emiten un continuado nocturno que altera el sueño del espectador, pero también del que ficha a deshoras. A las 2.30 de la mañana, cuando empieza el ritmo frenético de los pesistas, tiradores y esgrimistas, un equipo de diez a veinte personas se queda en cada canal a garantizar la salida al aire. Disfrutan de su privilegio pero con precauciones. “Les tengo dicho a los pibes del barrio –dice Martín Lafuente (a) El Perro, productor de TyC Sports– que no me rompan los huevos preguntando por resultados. No puedo estar tan enfermo de pensar todo el tiempo en esto.”
El derecho a la cobertura se paga en cifras millonarias que ningún canal detalla. Pero se cobra, después, con el sueño de la camiseta, esa excitación que se incrementa en los mundiales pero también se nota en las Olimpíadas. No es sólo una cuestión de estado de ánimo. “Nunca se cubre el gasto”, admite Hernán Figueroa, jefe de Deportes de América. “Pero es una inversión: si a la Argentina le va bien, suben la publicidad, sube el público.” La cobertura alienta siempre a los colores de la Selección, con matices: el espíritu de gomazo de Alejandro Fantino (chistoso, piropeador) como enviado de América, la sobriedad de las imágenes apenas comentadas en off del Canal 7 o la enciclopedia infalible de Gonzalo Bonadeo para TyC Sports, pero con un criterio común que no se cuestiona. “Importa más un compatriota, aunque sea en tiro –dice Sergio Giglio, productor de TyC– que la performance de una estrella internacional.”
Las opciones, para trabajadores noctámbulos, son limitadas. Pero a Laura Rolandi, asistente de producción de TyC Sports, le tocó una de las peores: armar la agenda detallada de actividades, no perderse nada, pasarse la noche copiando, corrigiendo, tachando y anotando encima. En el canal deportivo, los varones interrumpen la charla cada vez que pasa cerca “un minón” y el coro de vozarrones siempre eleva el tono cuando llega el gol. Las chicas no siempre quedan bien paradas. “Visualizo lo que pasa en todos los eventos y lo bajo a unas planillas para que se puedan manejar los de edición. También armo una agenda día por día que se actualiza permanentemente. ¿Una marca femenina? Ordenar y saber dónde están las cosas.”
Otra de las chicas olímpicas, María Escriña, ingresa a las dos a la cobertura de América, con el desconcierto de una infiltrada. Hasta el jueves pasado era productora de Detrás de la escena, con Connie Ansaldi y Luis Piñeyro, y de pronto la pusieron a visualizar goles, jugadas, carreras. “Nos quedamos sin programa por los Juegos. Ahora miro y anoto los números de tape que corresponden a cada evento. Visualizar es el derecho de piso para entrar a la tele y el sostén de los programas pos TVR. ¿Algo más? Bueno, chau.” El ojo obsesivo se detiene en el detalle y aporta un gesto enojado, una puteada, un bailecito de triunfo que servirán para armar un videoclip o un separador.
El extraño equipo de América, en su mayoría trasladado de Los Intocables y otros ciclos de espectáculos, tiene poca idea de deportes pero aporta, al menos, el “factor color”. “Le ponés un toque de humor, cosas que por ahí el periodista deportivo no maneja tanto”, dice Luciano Fópoli, recién llegado de un programa de chimentos. Un paso más allá, en otro escalafón, el Perro Lafuente hablará del secreto de su éxito. ¿Cuál es el talento de un buen editor? “Es una discusión filosófica –dice–, pero necesitás dos centímetros de cerebro. Hacer foco y no deslizarte a otra zona. Si ponés una pregunta que no va al grano no entendiste nada.”
Aparecer de madrugada incluye fantasías de “salto”. Al conductor del “canal olímpico” (como se nombran, con ligeras variantes, los tres involucrados) le gustaría pasar a la siguiente etapa. “Te está mirando desde (Néstor) Kirchner hasta el 90 por ciento de la gente que decide cosas en la TV. Desde Suar a Tinelli. No voy a negar que hay una presión extra”, admite Alejandro Klappenbach, que conduce el informe central de TyC. A la madrugada, el insomnio forzoso ayuda a ponerse melancólico, más conectado con los recuerdos de otras coberturas que con la medalla de bronce de la nadadora argentina. “Yo estuve en Sydney –dice– y vi las condiciones en las que viajan los atletas. Algunas Leonas (el equipo de hockey femenino) iban con un solo par de medias, y otros ni tenían eso. Tal vez el presupuesto se desvía para otro lado.”
Para ser un conductor olímpico –dicen los que conocen– hay que saber un poco de cada cosa y no quedar ligado a una especialización. Ni muy futbolero ni demasiado gracioso (al estilo de Alejandro Fantino), sino serio, aplomado y polideportivo. Juan Carlos “Toti” Pasman, conductor de la medianoche de América, agrega otras cualidades. “Una olimpíada –dice– es una buena oportunidad para hablar más allá de lo deportivo. Del contenido político al paso de las delegaciones, de por qué se aplaude tanto a Francia, como cuna de las libertades. Esto es volver al espíritu inaugural, a la emoción, a la ovación para Irak y los Estados Unidos por igual para que sean juegos de paz.”
Pero, en cualquier caso, el de la noche es un apasionado. Festeja el gol como propio, no se mecaniza, pega el grito como en la tribuna y hasta amaga con un intercambio de camiseta. “Los atletas crecieron junto al canal –dice el productor Giglio, en TyC–, y la idea es ayudar a levantarlos.” La mística entusiasma, ahora que sienten que están aportando a la victoria, pero también ayuda a generar un marketing de la cobertura. “Si los argentinos llegan a la final –asume Hernán Figueroa, de América-, empezás con dos puntos de rating y terminás con 18.”

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