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Algo para festejar

La tragedia de República Cromañón terminó borrando de un plumazo todas las consideraciones y balances típicos de fin de año, pero la industria discográfica local no deja de atesorar con cariño las cifras conseguidas en 2004. Según la Cámara Argentina de Productores e Industriales de Fonogramas y Videogramas (Capif), durante el año pasado las ventas de música en la Argentina crecieron un 16 por ciento, totalizando 13.235.940 unidades vendidas (por un total de $239.029.226), contra las 11.405.194 del año anterior. De ese total, la parte del león se la sigue llevando el formato compact disc, que vendió 12.227.693 unidades (un 92 por ciento del mercado). Pero el Digital Video Disc volvió a dar pruebas de su potencial para convertirse en la pata más sólida de una mesa que, merced a la piratería, viene derrapando seriamente: en 2004 se vendieron 378.413 DVD’s musicales, nada menos que un 163 por ciento más que las 143.845 cajitas facturadas en 2003. Pero no sólo el DVD fue motivo de alegría. La temporada pasada dejó un fuerte crecimiento del repertorio local, que cosechó un 45 por ciento de las ventas totales (en segundo lugar quedó el rubro “inglés y otros”, con el 33 por ciento), un 2 por ciento más que en 2003. El objetivo es volver al glorioso 53 por ciento de 2001, pero mientras tanto los artistas argentinos pueden exhibir con orgullo su presencia en el Top Ten: seis de los diez discos más vendidos del año tienen el celeste y blanco. En ese sentido, La Bersuit demostró con cifras su gran año, ubicándose en el primer lugar con el disco 1 (Se es) de La argentinidad al palo, y en el cuarto con el segundo volumen (Lo que se es) del mismo disco. En segundo lugar aparece Diego Torres con su MTV Unplugged; el tercero fue para el clan Cris Morena, con Floricienta y su banda; en quinto lugar se ubicaron los románticos del folklore Los Nocheros, con Noche amiga mía; el sexto fue para los españoles La Oreja de Van Gogh, con Lo que te conté mientras te hacías la dormida; el séptimo lugar fue para el eterno Luis Miguel, con su México en la piel; en el octavo aparece Vicentico, con el notable Los Rayos; el noveno puesto fue para el dúo de Bebo Valdés y El Cigala, con Lágrimas negras, mientras que el décimo puesto quedó en manos de los únicos angloparlantes, los estadounidenses Evanescence, con Fallen. Los informes de fin de año de Capif, de todos modos, siguen levantando la voz para alertar sobre el problema al parecer insoluble de la piratería: en 2004, los discos quemados se llevaron oficialmente un 55 por ciento del mercado (un 2 por ciento más que en 2003, aunque algunas voces por lo bajo sostienen que llegaría al 60 por ciento). De acuerdo con los estudios, el 52 por ciento de esos discos piratas corresponde a repertorio argentino, mientras que un 32 por ciento es de grupos extranjeros, un 14 por ciento de artistas latinos y un 2 por ciento de repertorio clásico. E. F.

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