Todos los chistes sobre Chinese demnocracy, el disco eterno de Axl Rose y sus “nuevos” Guns N’Roses, diluyen un hecho difícil de discutir: allá por 1992, los GNR en vivo te pateaban el culo. La gira que pasó por Argentina –y dejó marcas imborrables, empezando por Carlos Saúl I hablando de “los forajidos”–, aquí retratada con un show en Tokyo, lo demuestra. Quince-grandes roquetes–quince, incluyendo Live and let die, Welcome to the jungle, Civil war y el grand finale de November rain, dan cuenta del gran momento de la banda, el mejor exponente de la herencia Led Zeppelin. Si hubiera un extra presentando las escenas de Axl y la traductora sobre el escenario del Monumental (“This is not funny...”) sería simplemente perfecto. E. F.