Vie 03.05.2002

ESPECTáCULOS

Una asamblea, en la propia Rural

› Por Silvina Friera

El propósito del escritor y periodista Martín Caparrós caló hondo en las 700 personas que comenzaron a funcionar como en una de las numerosas asambleas barriales, que por suerte cambiaron la cara y, tal vez, estén articulando los nuevos cimientos del país. Si la excusa fue la presentación de su último libro Qué país. Informe urgente sobre la Argentina que viene, publicado por Planeta, la necesidad de participar, opinar, preguntar o realizar comentarios operó como un espejo, como una prueba palpable de los niveles de concientización –respecto a la caída estrepitosa del modelo neoliberal–, que anida en las cabezas de millones de argentinos desde diciembre del año pasado. No es un detalle menor que en la mesa estuvieran el secretario de la CTA, Víctor De Gennaro, y el diputado por Autodeterminación y Libertad, Luis Zamora (ambos ovacionados en varias oportunidades), dos personalidades que salieron indemnes de la bronca y el escrache generalizado que sufren dirigentes políticos y sindicales.
Caparrós no escribió un libro de entrevistas, aunque conversó con sociólogos, militantes, periodistas, historiadores, filósofos y economistas (José Nun, Julio Nudler, Carlos Gabetta, Luis Bilbao, Artemio López, Horacio González, Eric Calcagno, Luis D’Elía, Miguel Rep, Susana Torrado, Elisa Carrió, Claudio Lozano, el propio De Gennaro y Zamora, entre otros) para intentar comprender los vertiginosos acontecimientos de los últimos meses. “Quise hacer de banquito para que se subieran las 25 personas que entrevisté y organizar ese material, intentando poner a dialogar a todas esas voces entre sí, organizarlo por temas y armar una especie de asamblea de papel”, confesó Caparrós, autor de La voluntad, La Historia y Un día en la vida de Dios, entre otros. “No intenta abarcar todo el campo y ser objetivo porque yo elegí a la gente que iba a estar allí. Es un libro sesgado y parcial que muestra la visión de un grupo de gente que está del lado del cambio”, aclaró el autor, quien posteriormente le preguntó a los invitados sobre el futuro inmediato.
“Aunque está abierto, puede ser mucho peor de lo que estamos viviendo, padeciendo y soportando. Cuesta imaginar que podemos atravesar momentos más difíciles. Todavía pueden seguir robándonos mucho más de lo que han hecho. Pero también puede ser distinto y mejor. Diez años atrás uno peleaba para que el futuro estuviera abierto”, explicó Zamora. “Hay una revolución que se está gestando en las cabezas, no sólo de los que protagonizan los cacerolazos, los escraches o los piquetes, sino en miles que no participan, pero que siguen con simpatía y comparten los mismos gritos de los que gritan. Que el futuro esté abierto es de por sí revolucionario”, precisó el diputado. Para De Gennaro, “ellos han perdido la batalla popular. El 2001 empezó con Porto Alegre y con Davos, sintiendo vergüenza porque sólo nos plantean la guerra y el genocidio como opción. Este sistema no da soluciones a la humanidad. En Latinoamérica avanza el proceso de militarización y del hambre”, señaló el titular de la CTA. “Hay que construir lo nuevo sintiéndonos orgullosos de donde venimos, de lo que hicimos y de lo que soñamos. Puede haber incertidumbre sobre los cómo, pero jamás sobre los objetivos y los principios”, subrayó.
Zamora añadió que el acento del cambio está puesto en apelar a que la población enfrente las respuestas a preguntas que no se pueden responder individualmente. “El trayecto no está en construir la organización que nos brinde las respuestas –continuó el diputado–. Hay que estimular la búsqueda colectiva, no debemos dejar la política en pocas manos, hay que autodeterminarse.” Según Zamora, a partir del 19 y 20 de diciembre la concepción de la autodeterminación dejó de ser una abstracción. “El proceso asambleario que vivimos es apasionante e inédito porque todavía es espontáneo”, indicó y agregó que este proceso forma parte de las luchasemancipatorias que se están dando en el mundo. El diputado de Autodeterminación y Libertad recordó lo que respondió Chomsky, sobre si era necesario organizar el movimiento antiglobalización, para reflexionar sobre la realidad argentina. “En todo caso habría que buscar un entendimiento, algunos objetivos mínimos, necesitamos sintonizar. A partir de ese entendimiento hay que ver cuáles son las necesidades organizativas que necesita esa sintonía para avanzar. No al revés”, puntualizó. “Los que han bancado este genocidio son sindicalistas, religiosos, políticos, comunicadores sociales, empresarios, intelectuales”, enumeró certeramente De Gennaro. El titular de la CTA evaluó que hay una fuerte disputa entre dos proyectos de sociedad. “La explicación del unicato imposibilita la construcción de una propuesta alternativa. Por eso, la crisis de representación política no se resuelve cambiando al representante, se resuelve si asumimos nuestra capacidad de construir poder sin delegar. Hay que abrir la cabeza, el corazón y las tripas”, graficó De Gennaro.
El público –sin duda la presentación de libro record en asistencia de gente– se peleaba por pedir el micrófono para preguntar cómo seguir, cómo organizarse a partir de un núcleo de entendimientos mínimos, según sugirió Zamora, expresar que disentían con lo que dijo el diputado o De Gennaro, o quejarse porque no los dejaban hablar. “La gente está buscando mecanismos de democracia más directa. No simpatizo con la idea de acoplar dirigentes alrededor de programas –contestó el diputado–. Hay que empujar la autodeterminación, que se formen grupos, se unan entre sí, se relacionen, no que se incorporen a algo ya dirigido o acordado.” Y recordó que Marx sostenía que vale mucho más un paso adelante que cien programas. “Si hay algo revolucionario –remarcó Zamora– es no esperar acuerdos de arriba sino empezar a conformar organizaciones desde abajo, que surja de los albañiles, no de los arquitectos con planos ya esbozados.” En este aspecto de la organización, De Gennaro manifestó su desacuerdo con el análisis de Zamora. “Hay que organizarse porque los que están en la vereda de enfrente planifican a veinte años y nos dicen que tenemos que ser espontáneos. Nos niegan la construcción colectiva porque tienen medios de comunicación, una usina permanente donde nos explican los hechos que ellos quieren y que sirven a sus intereses. Hay que derrotar al pensamiento único con una creación colectiva diferente”, sentenció.

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