ESPECTáCULOS
› EL GRUPO T, DE RAFAELA, PRESENTA “LA BRUSAROLA”
Un grotesco a la piamontesa
› Por Cecilia Hopkins
Fundado en la ciudad de Rafaela, provincia de Santa Fe, hace doce años, el Grupo T que lidera Marcelo Allasino está presentando en Buenos Aires La Brusaròla, su séptima producción. Se trata de un espectáculo que evidencia los años de formación que pasó el director junto a Alberto Félix Alberto, tanto en los contrastes de ritmos que se aprecian en cada escena como en el manejo del espacio y el modo de plantear la narración desde la imagen. No obstante las influencias del maestro, Allasino concreta un trabajo muy personal que va del desenfado a la introspección, con un elenco que llama la atención por sus cualidades expresivas. “Ninguno de nosotros vive de la actividad teatral”, aclara Allasino en la entrevista con Página/12. Tantos años de trabajo continuo le han reservado al grupo un lugar destacado en su ciudad de origen, donde mantiene su propia sala, el Centro Cultural La Máscara. Con una población de 80.000 habitantes, Rafaela acusa un movimiento cultural muy intenso. Según el director, la ciudad cuenta con un sistema por el cual las entidades que representan a los músicos, plásticos, fotógrafos o teatristas se nuclean en una comisión municipal desde donde controlan el destino de los fondos disponibles.
Convenientemente deformados en grotesca perspectiva, los códigos que maneja la familia que protagoniza La Brusaròla pueden ser reconocidos a simple vista por cualquier espectador. Sin embargo, durante el desarrollo de la obra se oye una singular cadencia en el modo de hablar de los personajes y se establecen ciertas formalidades entre ellos que pueden resultar extrañas. Allasino aclara que quiso reflejar los rituales de la cultura piamontesa, muy difundidos en Rafaela, cuya población recibió en el pasado el aporte de una fuerte inmigración de personas de ese origen. De la lengua de estos italianos del norte fue tomado el título que da nombre a la obra: en piamontés, brusaròla es una palabra que se aplica a la mujer aquejada por alguna molestia ginecológica y, por extensión, a la que sufre una calentura inexcusable. En la obra, la madre (un personaje de corte felliniano que Silvit Simondi interpreta en notable composición) ejerce la autoridad en la familia. Desde su silla de ruedas, la despótica obesa reserva al hijo (Gustavo Mondino) las muestras de un amor enfermizo y distribuye entre la hijastra, la sirvienta y su médico de cabecera (Marcela Bailetti, María Eugenia Meyer y Marcelo Gieco, respectivamente) los gestos más salvajes que se puedan imaginar relativos a la humillación del prójimo. Las funciones de La Brusaròla tienen lugar en el Espacio Ecléctico (Humberto 1 1730), sábados a las 21.30 y domingos a las 19.