ESPECTáCULOS
Los museos culturales y el mercado de la memoria
El alemán Andreas Huyssen, que presentó en la Feria su nuevo libro, se plantea cómo puede influir la crisis económica argentina en el debate sobre la dictadura.
› Por Silvina Friera
Acostumbrado a visitar el país, Andreas Huyssen, especialista en literatura alemana, filosofía e historia del arte, presentó en la Feria En busca del futuro perdido. Cultura y memoria en tiempos de globalización, una antología de artículos sobre el auge de los museos, las conmemoraciones y el mercado de la memoria, editado por Fondo de Cultura Económica. “El coraje de las Madres de Plaza de Mayo, que llevaron adelante la lucha y la hicieron visible para la sociedad, siempre me generó mucha admiración. Todos los intentos de impulsar las causas en los tribunales tuvieron éxito, mantuvieron el tema de los desaparecidos en la memoria colectiva e incluso lo intensificaron. La pregunta que me haría ahora es cuál va a ser el efecto de la crisis económica sobre estas luchas jurídicas y sobre el debate en torno a la dictadura”, comenta Huyssen, docente de la Universidad de Columbia, en la entrevista con Página/12.
–La meta en el mundo parece ser el “recuerdo total”, ¿cuáles son las consecuencias de esta tendencia?
–En algunas áreas se alcanzará una intensificación del conocimiento acerca del pasado que puede llevar a una reescritura de la historia nacional, como en Alemania, en donde el Holocausto constituye un hecho central. Siempre existe una tendencia natural a olvidar los traumas de la historia, que es aprovechada por las estructuras de poder para amputar aquellos elementos que no coinciden con su propia visión. En el nivel de los mercados de la memoria puede suceder que aquello que se recuerda es tan superficial, que es olvidado apenas se lo rememora. En última instancia este proceso conduce a una verdadera amnesia. Pero el verdadero conocimiento y la amnesia también pueden combinarse y esa es la paradoja.
–¿Se incrementó el debate del cómo recordar y manejar la representación del pasado sobre el Holocausto a partir de la reunificación alemana?
–Naturalmente surgieron voces que decían que como Alemania estaba reunificada había que olvidarse del pasado. Otras señalaron su temor de que todas las luchas por la memoria del Holocausto se terminaran desvaneciendo. La construcción del Museo Judío en Berlín, que fue planificado antes de la caída del Muro, es un ejemplo de que esa lucha no se esfumó. Otro ejemplo es el monumento a los judíos asesinados de Europa, también en Berlín, originado por una iniciativa ciudadana después de la caída del Muro. La memoria del Holocausto no se puede desligar del mercado de la memoria porque los mercados funcionan sobre la base del olvido. Precisamente por eso es tan importante contar con lugares de la memoria estable como los museos.
–En el país se extendió el uso de la palabra “genocidio” para explicar lo que pasa. ¿Cómo analiza esta resignifación de ese término?
–En un sentido estrictamente legal, el uso del término genocidio sería ilegítimo para aplicarlo a un proceso de radical empobrecimiento. Reconozco el valor político de dramatizar en tales extremos un problema negado sistemáticamente por la sociedad argentina. Del país siempre me llevaba la sensación de que había una negación, un mirar para otro lado sobre los efectos negativos del neoliberalismo. Hay una falta de palabras que se debe a la ausencia de un debate público sobre cómo se distribuye la riqueza en sociedades capitalistas. Si esta resignificación de genocidio sirviera para cuestionar la relación de la dictadura con la transición democrática seguramente sería una contribución importante al debate.