ESPECTáCULOS
› GUSTAVO POSTIGLIONE EN EL FESTIVAL DE MAR DEL PLATA
“Les falta una formación política”
El director de El asadito presenta un libro, dos películas y se despacha contra sus colegas generacionales.
Por Mariano Blejman
Desde Mar del Plata
Pareciera que el rosarino Gustavo Postiglione espera que las cosas sucedan para el guión de su próximo largometraje La peli, que es sobre un director que empieza a rodar, pero nunca termina. La peli completará una trilogía iniciada con El asadito y que Postiglione continuó con El cumple. Y mientras prepara el andamiaje burocrático que le permitirá filmar desde mediados de año, hizo otras películas y un libro. La presencia de Postiglione en el XX Festival Internacional de Cine de Mar del Plata tiene tres intenciones. El viernes fue el principal referente –por el faltazo de Raúl Perrone, que presenta Pajaritos– cuando se abrió la sección Vitrina argentina, que este año tiene ¡72! trabajos en distintas subsecciones. Allí se verá su flamante Ipanema, pero también muestra una versión “remixada” de Miami, ensayo cinematográfico sobre el cine argentino. En ese camino, presentará su libro Cine instantáneo, donde repasa ciertas falacias que rondan el mundo del cine. “Hacemos dos tipos de cine”, afirma Postiglione a Página/12, a pasos de la playa que acaba de dejar enterrando un poco de yerba en la arena. “El cine que quiere la industria, y el cine que quieren los europeos”, provoca.
Ipanema refiere –al menos en lo formal– a la estética que Postiglione usó tanto en El asadito como en El cumple, pero aunque transcurre dentro de una coyuntura (el estallido social del 20 de diciembre de 2001) sus personajes parecen inmersos en cuestiones más universales. El argumento se refiere a conversaciones de una pareja, Juan y Valeria, que ven todo por televisión hasta que en un momento son visitados por Sebastián, un amigo que huye de la calle. En mayo, la obra completa de Postiglione se verá en una retrospectiva organizada por la muestra “Sudestada”, en París.
–¿Por qué se demoró tanto La peli?
–No puedo esperar tanto tiempo, es como que se va anquilosando todo sin trabajar. Por eso filmé Tremendo amanecer (un film sobre vampiros, que se dio en el anterior Bafici). Llevo como ocho películas entre las ficciones y el ensayo de Miami. La peli está en producción, y es más ambiciosa desde lo industrial. Las otras películas han recorrido canales no tradicionales, han ido a festivales, a la tele. Pero todo es un entrenamiento. Queda saber si el Incaa va a declarar a La peli de interés, o no.
–¿Y no le provoca un poco de fastidio la demora?
–Me quedan dos alternativas. Una es reconocer los caminos institucionales, algo que en mi caso lleva años. Pero como no puedo esperar tanto, tengo otra línea de producción no menor en cuanto a calidad, pero sí con otros tiempos que nos mantienen en acción.
–Miami y el libro Cine instantáneo parecen una provocación.
–Son parte de una reflexión sobre el cine argentino que es una especie de “gran bluff”. Hay un aparente recambio de lo viejo, pero las apuestas de riesgo desde lo político o lo estético no aparecen en forma manifiesta. Veo dos formas de producción: una industrial, en un sentido del establishment, y otra para Cannes, que emula otro tipo de producción en algún sentido similar a la norteamericana.
–¿Por qué el ensayo se llama Miami?
–El film es acerca de la identidad, y Miami es lo peor de nuestra cultura. Es una ciudad grasa, símbolo de la plata dulce, del menemismo, de Susana Giménez, de Tinelli, es la grasa de las capitales mundiales sobre la política. Pero la película es una reflexión política sobre la cultura del país. Intento retomar ciertas ideas revolucionarias, romper con los esquemas que nos imponen, con la identidad norteamericana, mientras por otro lado tenemos una industria pensada para el mercado internacional que nos premia o nos da subsidios para que hagamos las películas que ellos quieren ver.
–¿El retrato de la miseria?
–Es de la miseria, de la pobreza. Es lo que quieren ver de nosotros. El asunto es cómo narrar desde un lugar distinto. Yo encuentro una gran diferencia entre el cine argentino y el rock nacional, que tiene una identidad más fuerte, al menos en sus comienzos. Hay que plantear la lucha en el campo de la cultura. Producir películas que provoquen un diálogo con el público. No necesariamente una película taquillera produce comunicación con el público. Las verdaderas películas de referencia son las que el público asume como propias. El rock de Litto Nebbia no era masivo, pero planteó un puente sobre el género que perduró.
–¿Pero en nuestro cine no pasa nada de eso?
–Hay indicios, pero no se ve una necesidad del diálogo. Entre los realizadores hay falta de formación política, ideológica e intelectual. Después de diez años de menemismo y dos años de Alianza, la discusión es entender qué pasa con los lugares más superficiales de la historia. Los modelos que un director de cine argentino tiene son un poco hijos de una generación de la dictadura.
–¿Y eso tiene que ver con las escuelas?
–Tiene que ver con la escuela y con el país. La educación es para gente que paga 500 o 700 pesos por mes para estudiar cine. Pero esto no quiere decir que sólo aquellos que tienen ese dinero poseen sensibilidad. Es una educación elitista, y muchos de los directores actuales provienen de allí. Hay cineastas jóvenes que son más viejos que los históricos. Pino Solanas o Fernando Birri tienen ideas más avanzadas que otros que sólo se dedican a hacer nuevos encuadres.
–¿Cómo define a Ipanema?
–Tiene una conexión política, porque la hice a partir de diciembre de 2001. Pero se trata de un cuestionamiento a esto: a los intelectuales que participan en televisión. La sonoridad del cuadro imprime la forma de participar. Es una pareja que debate mientras ve por televisión los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre, y dicen que si tienen un hijo le van a poner Marcos, por el subcomandante, y por su gorra, hasta que llega un amigo de afuera y hacer estallar la bomba latente.
Ipanema, de Gustavo Postiglione, se verá el lunes 14 a las 21.45 en el Ambassador (Sala 3), y el jueves 17, a las 17.00, en La Subasta. El domingo 21 a las 18, en la Sala Alberto Olmedo, se presentará el libro Cine instantáneo y luego se verá Miami remix.