ESPECTáCULOS
› ENTREVISTA AL PERIODISTA GERARDO ROZIN, GERENTE DE PROGRAMACION DE AZUL
“Mi maestro televisivo fue Nicolás Repetto”
El periodístico “Fuego contra fuego”, el retorno de “Televisión abierta”, la confianza ciega en Chiche Gelblung, el respeto por la actualidad de Mariano Grondona son algunos de los puntos salientes de la gestión del ex productor de “Sábado bus”, que pide no ser apurado en la búsqueda de un canal competitivo.
› Por Mariano Blejman
El rosarino Gerardo Rozín tiene 31 años y desde hace dos meses trabaja como gerente de programación de Azul Televisión, un canal que parecía a la deriva. Es, probablemente, el gerente más joven que haya tenido un canal abierto de Buenos Aires y tal vez el más entusiasta. “Soy un teleadicto”, confiesa en la primera entrevista que concede desde que asumió. Rozín comenzó a fascinarse por la televisión cuando logró trabajo como asistente en una miniserie que Hugo Moser filmaba en Rosario. Trabajó en el Canal 3 local –donde “ordenaba los dibujitos que mandaban los chicos”– e hizo un magazine de cable, entre otras cosas. En gráfica, trabajó durante cuatro años para Rosario/12, y ya en Buenos Aires para los diarios La Prensa y Perfil. De allí saltó al mundo del programa “Sábado bus”, de Nicolás Repetto, donde fue columnista y productor.
–¿Dio su salto por haber trabajado con Nicolás Repetto?
–Creo que soy otra persona después de haber trabajado con Nico: fue mi maestro televisivo. Es el tipo que más sabe de televisión de todos los que conozco: posee sentido periodístico, maneja una isla de edición, tiene buen gusto, es lindo, tiene un auto fantástico. ¡Qué más quiere! Es un hombre fuera de serie. Y el otro es Pablo Codevilla. El mejor productor que vi, aunque ahora lo tenga enfrente, en el 13. De Nico aprendí dos o tres máximas de oro, que uso todo el día.
–¿Como cuáles...?
–Me comí tres años para aprenderlas, no las voy a regalar así nomás (risas). Por ejemplo, Nico dice que “no hay que comprar lo que uno vende”. Muchos se convencen en televisión de que su producto es genial. Pero la verdad es que todo puede mejorarse. Otra idea suya es que “uno debe respetar lo que se sostiene”, que quiere decir que la historia pese. En tele hay muchas falsedades: como que si algo es largo es aburrido, si es rápido es divertido. Pero no hay reglas. Hay que confiar en la sensibilidad del productor.
–¿Coincide en que se hizo cargo de un canal a la deriva?
–Conseguí muchos trabajos rosqueando y no me avergüenza. Pero éste se me dio de modo espontáneo. Miré mi DNI y dije: “Tenés 31 años, vamos para adelante”. Cuando me lo propusieron no dudé en aceptar.
–¿Cuáles son sus planes para Azul?
–Recuperar el tercer puesto, que tiene América, me encantaría. Pero no me apuren. Recién después del Mundial vamos a tener productos nuevos. Ahora está saliendo “Rebeldes”, que la veo como una apuesta de profesionalismo. Por ahora, de arranque, pusimos más periodísticos. Pero Azul es más rico que eso. Viene un producto de Rolando Hanglin sobre sexo. Y la vuelta “Televisión abierta” es un hecho. No descarto volver a poner “PopStar”, que me encanta. Habrá más después del Mundial. “Fuego contra Fuego” comenzó en 5 puntos y el viernes ya marcó 8. Otra ley Nico: “Hay que buscar el producto y los números vienen solos”. Pero estoy en desacuerdo que el canal estaba a la deriva. Tiene algunos pilares...
–¿Cuáles?
–La gerencia de noticias, que no depende de mí, sino de Ricardo Cámara, a quien considero un excelente profesional. Sus productos son eficientes y exitosos. Chiche Gelblung es otro pilar. Es nuestro Tinelli.
–Todo le encanta, ¿es un cholulo de la tele?
–No soy cholulo, soy teleadicto. La televisión argentina es mejor que muchas otras cosas que se hacen en Argentina. En todos los canales veo cosas que me gustan muchísimo, también en mi canal.
–¿Por ejemplo?
–”Hora Clave”, aún con lo que le pegan, es una apuesta muy loca. De nueve programas le ganó ocho a la competencia directa de “Periodistas”. Además, se armó un tándem de 20 puntos que mira discusión política el domingo a la noche. Pero admiro a “Periodistas” y a Chiche Gelblung, quees un gran productor de televisión. Chiche piensa libremente, intelectualmente es interesante y tiene un humor sofisticado.
–¿Aun desde lo ideológico?
–Eso de criticar a los periodistas por su discurso me hincha un poco. Admiro a los periodistas con mirada propia que hacen buenos productos: en eso entra “Después de hora” y entra “Detrás de las noticias”. A las críticas estrictamente ideológicas no las creo. Por lo general, las hacen periodistas progres -.que está todo bien porque yo vengo de ahí. que los conozco. Si tomás un café, hablan cosas terribles de otros progres, pero al aire hablan bien y sólo critican a los que piensan distinto. Muchos de estos tipos que vendieron que De la Rúa era un estadista y Fernández Meijide era la renovación de la política, ahora levantan el dedo y señalan a los otros diciendo “Si Grondona fuma habanos eso no es hacer periodismo”. ¡Pará! Si me vendieron la renovación de la política y yo les creí. Supongamos que se equivocaron de buena leche, pero no levanten el dedito. Porque De la Rúa no era un estadista. Como hombre de televisión primero me interesa el producto. Pero si hablamos del periodismo me interesa, claramente, la honestidad profesional. No me parecen todos iguales aunque hagan buenos productos.
–¿Para qué sirve la tele?
–Eso lo rendí en Comunicación Social de Rosario. Yo estudio... pero no se me queda (risas). Soy un espectador de productos de plus estético o humor raro. La clave es A: no mentir. B: entretener. No se hace “Hora Clave” para la misma gente que “Café Fashion”, pero me gustan los dos.
–¿Cómo es la relación con Telefé?
–Es claro que somos de la misma empresa. En la emergencia diaria nos damos mil manos con invitados, comentarios y buena honda. Aunque parece que desde que uso corbata la buena honda se llama sinergia.
–¿Su puesto está sujeto a la posible venta del canal?
–No tengo idea de verdad. Aprendí que los que estamos adentro somos los últimos en saber. En Perfil había estado hasta la una de la mañana trabajando y mientras desmentía su cierre por radio leía el Hasta Pronto de Fontevecchia. También estuve en Azul cuando se vendió a los australianos. Ahí se veía gente de traje que miraba como diciendo ¿esta puerta cuánto vale? O: este gordo, ¿me lo compro? Ahora eso no se ve.
–¿Por qué puso más periodísticos?
–El país está bravo. No hay ningún sector ajeno a la crisis. Los talk shows pasaron al periodismo. Pero también puede ser una moda. Hace 10 años el género era la comedia blanca: “Grande Pa” y “Amigos son los amigos” hacían 60 puntos de rating. Luego de “Poliladron” todos hacían policiales. Después llegaron los reality y en otra época era todo timba. La timba se sigue viendo en Italia. Por eso digo que nuestra televisión es bárbara.
–¿Cree que sobra un canal?
–A mí ni me mire. Trabajo en televisión desde hace 16 años. Y siempre escuché esas profecías. Es claro que con la torta así se complican los cuatro canales. Aunque al cuello ya le llegó, me cuesta pensar que a la tele le llega el agua a la boca.
–¿Todo esto depende de las buenas ideas?
–Es genial que una industria millonaria dependa de las ideas. Uno edita, otro pone el tape, otro tiene que enganchar. Que todo eso pase junto a tiempo y un chabón diga como si no pasara nada: “Buenas noches”, es maravilloso. Todo el mundo habla de la perversa industria de la tele. Sí, está bien, pero de la televisión depende la sensibilidad de mucha gente. Y si el gerente comercial vende avisos en medio de esta malaria, yo le tiro papelitos.
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