El director argentino Víctor Jorge Ruiz, que estrena mañana su film Ni vivo ni muerto, sostiene que construyó una historia que debe ser vista como “una metáfora de cómo vive la gente cuando no tiene libertad”. El film protagonizado por Edgardo Nieva y Alejandra Aristegui está ambientado durante la dictadura militar de 1976-1983 y aborda el drama de Alcides, un matemático que es obligado por un “grupo de tareas”, que tiene secuestrada a su mujer, a iniciar una investigación detectivesca. Esta revela, sin saberlo, las luchas de poder que existían entre bandas antagónicas de las Fuerzas Armadas argentinas.
“Quería un contexto ineludible, que fuera más allá de una pandilla al margen de la ley y mostrara a una pandilla que trabajaba con toda la impunidad que le daban la ley y el poder”, cuenta Ruiz. En su regreso a un papel protagónico, Nieva, conocido por su papel en Gatica, el Mono, de Leonardo Favio, interpreta acá al matemático, que se somete a las órdenes de los secuestradores de su mujer con el único objetivo de recuperarla sana y salva. Encerrado en un departamento, donde sólo recibe la visita de Marco Antonio, uno de los captores de su mujer, Alcides busca –sin saber por qué ni para qué– patrones para armar un rompecabezas con grabaciones, fotografías y documentos vinculados con uno de los tantos grupos que en aquella época instauraron en el país la práctica del secuestro.
Durante ese cautiverio, Alcides se enamora de Amalia, su vecina, que es la esposa de un militar que la golpea y maltrata y “asume un personaje que tiene una vida o una situación parecida a la de él: está encerrada, está sola y necesita tanto afecto como él”, señaló el director. “No me interesaba contar las cuestiones institucionales o históricas de la dictadura. Lo que quería era mostrar el drama de las personas que vivieron bajo esas circunstancias traumáticas”, sostiene Ruiz, quien agrega: “Quería ver cómo el contexto perverso en el que vivían se transformó en un elemento del destino que ellas no podían eludir”.
Además de trabajar como fotógrafo en numerosos films, Ruiz dirigió varios cortometrajes y documentales, tanto en el país como en Colombia, donde pasó su exilio trabajando en televisión y en publicidad.