ESPECTáCULOS
› MARGARITA LEDO ANDION, DIRECTORA DE “SANTA LIBERDADE”
“El franquismo quiso convertir esto en una fábula de piratas”
El film que se estrena mañana rescata una historia caída en el olvido: el secuestro de un transatlántico... con final feliz.
Por Ana Bianco
En enero de 1961, el lujoso transatlántico español “Santa María” fue secuestrado por el DRIL (Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación), un comando revolucionario formado por españoles y portugueses con la finalidad de denunciar a las dictaduras de Franco en España y de Salazar en Portugal, y así capturar la atención mundial. El “Santa María”, en su recorrido habitual de Caracas a Vigo y Lisboa, desapareció en el mar y durante trece días el buque cambió de nombre por el de “Santa Liberdade”. El secuestro motivó incluso la intervención de los marines estadounidenses. Sin embargo, a pesar de haber conmovido en su momento a la opinión pública mundial, se hizo luego sobre los hechos un significativo silencio. Con el documental Santa Liberdade –que se verá en el Palais de Glace desde mañana hasta el domingo 3 de abril–, la directora gallega Margarita Ledo Andión rescata del olvido lo ocurrido y a varios de sus protagonistas. Docente universitaria en el área documental, crítica cinematográfica y fundadora de la Carrera de Comunicación en la Universidad de Santiago de Compostela, Ledo Andión conversó con Página/12 acerca de su primer film como realizadora.
–¿Qué la motivó a filmar esta historia?
–Me interesaba recuperar esta operación del exilio ibérico de los ’60 y a sus protagonistas: hombres que con pocos medios económicos llevaron adelante una acción con imaginación y con un gran dispositivo estratégico para buscar apoyos. Y que además tuvo un final feliz, asombroso, con la intervención del presidente de Brasil, Janio Quadros, otorgándoles asilo. El franquismo convirtió el hecho histórico en una fábula de piratas y alentó el silencio, como si se tratara de una cuestión solamente portuguesa. Era una época de acciones insurreccionales. En principio, y de acuerdo con la documentación, pensaban ir hacia Africa y contactar con el MPL (Movimiento Popular de Liberación de Angola).
–¿Cómo estaba conformado políticamente el DRIL?
–Era un arco político amplio, que abarcaba desde un liberal como Enrique Galvao a un ex integrante del Partido Comunista Español, como el comandante Sotomayor, y hasta anarquistas. En Portugal existía una tradición de militares antisistema como Galvao, un dandy que disfrutaba de los eventos sociales. Y en su paso por Angola como gobernador, y por un informe donde denunciaba en duros términos la política de destrucción implementada en Africa, había sido encarcelado. El grupo era tan heterogéneo que se unió sólo para enfrentar a la dictadura. Las primeras informaciones hablaban de cientos de participantes, y en realidad fueron sólo 24 hombres. Además hubo una sola muerte, accidental, que se produjo en el momento de tomar el puesto de mando cuando alguien se asustó y hubo un tiroteo. En ese orden mundial, cada uno cumplía su papel: el diplomático era diplomático, el revolucionario era revolucionario, los profesionales de los barcos mantuvieron a la tripulación. El poder era el poder y se negociaba, y no había una solución por vía de la eliminación y de la exclusión absoluta de la diferencia.
–¿Por qué eligió a estos tres personajes?
–Me sorprendió que dos padres llevasen a sus hijos, que eran los más jóvenes del comando. En el caso de Galvao, no tenía hijos y Camilo Mortágua, su mano derecha, era el enlace entre portugueses y gallegos. A Mortágua lo conocí, luego del 25 de abril de 1974, en la llamada “revolución de los claveles rojos”: era un gran agitador del LUAR (Liga de Acción y de Unión Revolucionaria). Un grupo político que me había ayudado dos veces a pasar ilegalmente la frontera, pero yo no tenía ni idea de que se trataba de un integrante del “Santa Liberdade”. Me costó convencerlo de que tenía sentido reflejar esa historia. Hay un gran desconocimiento de una parte de mi generación de estos hechos y una desinformación mayor enlos jóvenes. La película circula y muestra a la guerrilla en Galicia que aguantó hasta donde pudo y después se sumó a la Resistencia.
–Los integrantes del comando tuvieron una política mediática y de avanzada para la época.
–Le vendieron a la revista Time una nota exclusiva y documentos que explicaban cómo se había gestado la operación, que en la práctica se había suspendido dos veces. Contaban con encargados de prensa en el exterior. En Venezuela era José Sesto, padre del actual ministro de Cultura. Además habían desarrollado contactos con el exilio en México y en la Argentina. El material fílmico de las negociaciones a bordo lo aportó Luis Noya, un pasajero del barco que había filmado con una cámara Súper 8 esas imágenes y otras que presentaban a los pasajeros totalmente distendidos y con los integrantes del comando. Me faltaron archivos; sólo pude comprar a los archivos Pathé la imagen de la entrega del barco, que es de un minuto. En realidad fue como una ceremonia, donde fueron tratados con consideración y no “apresados”, como decía la prensa española.