ESPECTáCULOS
› ME DARAS MIL HIJOS PRESENTA UN CICLO EN EL C. C. TASSO
“Nos pasan cosas muy raras”
El segundo disco del grupo provocó un fenómeno de gente que se acerca a dar una mano: “Se enganchan de onda”.
› Por Karina Micheletto
Aires de bolero, tango, foxtrot y baladas, sonido acústico, letras propias, nombre y temática con cierto tono romanticón, diez integrantes de orígenes diversos. Esos son los ingredientes de Me Darás Mil Hijos, un grupo que surgió y creció muy rápidamente en sólo un par de años. El año pasado la banda editó su segundo CD, Un camino, algún lugar, y ahora terminó de filmar el video del tema Sueños de autostop, dirigido por Evelyn Bendjeskov, una yugoslava que se fascinó con ellos cuando los vio con Goran Bregovic. Por estos días los integrantes de Me Darás... están sorprendidos con lo que está pasando a través de su página web (www.medarasmil hijos.com.ar). Una avalancha de mails del interior del país, adonde no había llegado el primer disco de la banda, grabado en forma independiente, pero sí el último, editado por BMG. Hoy lo presentan en un ciclo que seguirá todos los jueves de abril a las 22, en el Centro Cultural Torquato Tasso (Defensa 1575).
En diálogo con Página/12, los hermanos Mariano y Santiago Fernández (voz, guitarra y autoría de los temas el primero, guitarra y cavaquinho el segundo) repasan la historia del grupo. “Todo empezó en un show que preparamos para El Dorado, a principios de 2000. Por entonces ni siquiera teníamos nombre, nos presentábamos como Los Fernández. Eramos nosotros dos, Juan Pablo (Fernández, el hermano que integra Pequeña Orquesta de Reincidentes) y Guillermo (Pesoa, también Reincidente). Pero esa no es ni siquiera la hora 0, sería algo así como la hora menos 10”, marca Santiago. “Después hubo otra nueva invitación a El Dorado de los chicos de Angela Tullida, y ahí fuimos con Federico (Ghazarossian, contrabajista, ex bajista de Don Cornelio y la Zona y Los Visitantes) y Gustavo (Semmartín, guitarrista)”. Su hermano completa la cronología: “Empezamos a juntarnos y a demear, la cosa fue tomando formita y se fue convirtiendo en un disco con invitados. Cuando ya teníamos el disco por la mitad, dijimos: ‘Vamos a tener que armar algo para salir a tocar con todo esto’...”. El resto ya forma parte de la historia oficial del grupo: un show de presentación en el Maipo al que siguieron muchos otros, en especial uno como teloneros de Goran Bregovic que resultó revelador tanto para el público que había llenado el Luna Park como para ellos mismos (“teníamos miedo de que hablaran todo el tiempo o nos tiraran tomates, y al tercer tema nos sorprendió el silencio que había. Lograr captar la atención de toda esa gente, que claramente había ido a escuchar otra cosa, fue alucinante”, recuerdan).
–¿Imaginaban una historia tan veloz?
Mariano: –Jamás. Considerando que todos nosotros tocamos hace muchos años y siempre todo nos costó mucho, no tenía por qué ser diferente. Si tengo que buscar una explicación, digo que con este grupo pasan cosas raras: gente que se engancha de onda, que trabaja gratis, desinteresadamente, productores, vestuaristas, los que hacen la gráfica, la directora de los clips...
–Ahora que pasó cierto tiempo desde la “explosión” de la banda, ¿cuáles son los cambios que atravesaron?
Mariano: –El grupo se afirmó a nivel sonido, arreglos, todo. En realidad, en el primer disco no era un grupo, éramos cuatro músicos con una cantidad de invitados, y era más bien ver qué pasaba. En el nuevo disco la cosa ya fue más profesional, lo grabamos en el estudio de Gieco con Oski Amante, lo masterizó Bergallo, la calidad de sonido fue otra.
Santiago: –En todo este tiempo el grupo ya tenía mucho ensayo, y el proceso de creación y orquestación se dio ahí en los ensayos. El disco anterior fue más de laboratorio, algo creado en estudio.
–Pasaron de cuatro a diez integrantes. ¿Cómo manejan las decisiones?
Mariano: –De alguna manera nos vamos poniendo de acuerdo, no hay roles definidos, pero tampoco suele haber demasiados desencuentros. Tiene que ver con el respeto que sentimos entre nosotros.
Santiago: –Por ahí Gustavo, por ser el más fierrero, estudió sonido y sabe tomar la posta de las primeras mezclas. El tiene ese rol. Pero, después, todo es muy democrático. ¡Y funciona!
–También pasaron de una edición independiente a grabar en una compañía importante. ¿Qué cambios implicó?
Santiago: –El cambio más importante fue que el disco se distribuyó en el interior. Eso es fundamental. En una semana estaba en todo el país, algo que con una edición independiente es imposible. Pero no es el salto que la gente se imagina: seguimos sin sonar en las radios, salvo en los casos donde hay gente que se copa con lo que hacemos, de onda. Así es como sonamos más en AM que en FM.
–¿Todavía está el fantasma de la comparación con Reincidentes o ya es una etapa superada?
Mariano: –Considerando que el tema sale recién a esta altura de la charla, podríamos decir que hay un avance (risas). Era lógico que al principio hubiera una necesidad de referencia, pero con el tiempo fue decantando cuál es el encare y el sonido de cada uno, no hace falta explicarlo. Somos grupos hermanos.