ESPECTáCULOS
› ESTA NOCHE, POR EL 13, LARGA EL PERIODISTICO “LA LIGA”
Tres puntos de vista ligados
María Julia Oliván, Daniel Malnatti y Diego Alonso abordarán los mismos temas, pero desde ópticas distintas, buscando complementarse. Apuesta solitaria en año de casi exclusiva ficción.
› Por Emanuel Respighi
Juntos forman una liga, pero no se trata de la recordada Liga de la Justicia, conformada por la comunidad de superhéroes. “Tampoco formamos la Liga de Amas de Casa”, apunta Malnatti, entre risas. “Le pusimos la liga porque en cada capítulo hay alguien que la liga”, bromea Diego Alonso. Todos festejan. Hasta que María Laura Oliván da cuenta del verdadero sentido del título. “Es la liga –dice– porque en el ciclo hay un cruce de diferentes miradas y perspectivas sobre una misma problemática social”. Intentando mostrar la realidad desde una multiplicidad de miradas diferentes, La liga será, desde hoy a las 23, el único programa periodístico-testimonial que verá la luz en esta temporada en la pantalla de Canal 13.
Producido por Cuatro Cabezas, el programa intentará reflejar los distintos aspectos de la sociedad argentina a través de las miradas de Malnatti, Alonso y Oliván. “Lo bueno es que el ciclo –apunta Malnatti– lo conforma un grupo de gente que viene de distintos lugares y diferentes formaciones, pero todos abordamos el mismo tema. Y cada una de esas visiones completan un informe”. Los contenidos que tratarán los informes serán heterogéneos e irán desde la problemática de los chicos de la calle en Constitución hasta el fenómeno de los ‘perros fashion’, pasando por las dificultades -legales y cotidianas– que surgen a la hora de instalar un puesto de venta en plena calle. Un contenido que llevará a los espectadores de la risa a la angustia, sin escalas.
Aunque los informes tendrán una narración en la que prima la edición característica de los programas producidos por la empresa de Mario Pergolini y Daniel Guebel, la diferencia en La liga reside en que cada una de las notas tendrá una duración generosa, en su mayoría superior a los 20 minutos. En el juego que propone el ciclo, Malnatti aportará una mirada irónica; Alonso, un registro más intimista y Oliván mostrará la faceta más periodística del trío.
–El programa basa sus informes en la multiplicidad de miradas. ¿De qué manera ese cruce múltiple enriquece al periodismo televisivo?
María Julia Oliván: –En general en los programas periodísticos siempre dicen que te van a mostrar todas las miradas de una noticia, pero por una cuestión de tiempo y/o recursos humanos ese objetivo no se cumple. Por lo general, los informes en los periodísticos son cortos y no les dedican el tiempo suficiente a determinadas problemáticas. La liga es un proyecto que permite tomarte el tiempo necesario de producción, de realización y de pos producción para hacer buenos informes. El tiempo que se le concede a una nota es vital para la tarea periodística.
Daniel Malnatti: –En la escuela de periodismo te dicen que no hay una sola verdad, que la objetividad en el periodismo no existe y que hay que asumir esa regla. En tal sentido, es casi una utopía pensar en que uno puede dar todas las miradas posibles de un caso y no tomar partido. En el fondo, aspiramos y tenemos la utopía de romper con ese lugar común del periodismo. La multiplicidad de miradas va a enriquecer el abordaje.
Diego Alonso: –No vamos a hacer informes objetivos, sino “abiertos”. Mi mirada no va a ser la misma que la de María Julia o Daniel. Somos personas diferentes, con formaciones distintas, cada uno dando su opinión. Y el público formará su opinión a través de lo que le mostramos. Vamos a hacer un periodismo sin bajada de línea ni líneas editoriales.
M. J. O.: –Nadie nos dice qué tenemos que opinar, decir o hacer. En el programa no hay guiones: decimos todo lo que se nos ocurre en el momento. Mostramos lo que vemos y decimos lo que sentimos. Por lo general, uno cuando hace periodismo se para en algún lugar. Pero si sólo se le muestra a la gente el lugar desde dónde uno se para, se está bajando línea. La idea es no hacer eso.
–¿Hay roles determinados entre ustedes en el ciclo?D. M.: –Nuestro objetivo es que cada uno sea lo más auténtico posible. Ese es un valor agregado. No queremos actuar de... No vamos a asumir roles. La idea es que cada uno dé su propia mirada. No vamos a impostar ningún personaje. ¿Qué mejor que cada uno haga y actúe de sí mismo?
–El ciclo va a tener informes con temática y tratamiento muy disímiles: desde los “perros fashion” hasta los chicos de la calle de Constitución. ¿Cuál va a ser el tono del programa?
M. J. O.: –Va a ser un ciclo multitonal, sin límites. Para nosotros, todo puede ser contado. Va a haber informes de discriminación, de ciudad oculta, de turismo, de prostitución, de cumbia...
–En el último tiempo irrumpieron en la TV varios ciclos testimoniales. ¿Cómo analizan esa veta que encontró el periodismo televisivo, en desmedro del periodismo político que casi está ausente en el medio?
D. M.: –Durante la década menemista, el periodismo televisivo dirigió su mirada a la denuncia. Como no había justicia, el periodismo se convirtió en fiscal de la república, un rol excesivo pero que alguien tenía que cumplir. Algunos lo hicieron bien, otros más o menos y muchos mal. En la actualidad, aun cuando no sé si la Justicia está mejor o peor que antes, el recambio en la Corte Suprema le dio a la gente una sensación de mayor seguridad en este ámbito. La liga no va a interpelar al poder. Es un programa testimonial que se acerca al funcionamiento de la sociedad.
M. J. O.: –El periodismo está en la calle y las cámaras están puestas en la ciudad, pero La liga no se va a quedar en el pedazo de calle que se mostró hasta ahora, más cercana a la demagogia y a la búsqueda de impacto. D. A.: –Nosotros salimos a buscar historias que la gente no ve, pero existen. Historias chiquititas, mínimas. En La liga lo mínimo cobra valor. Por eso se trata más de un ciclo testimonial que periodístico.
–¿Cómo convive en ustedes el hecho de mostrar una realidad cruda y a su vez estar haciendo un producto televisivo?
M. J. O.: –La manera en que yo no me siento tan indiferente con lo que pasa es ayudando a la gente de alguna manera. Es la forma que tengo de no sentirme culpable.
D. A.: –Uno tiene que tener la dignidad de mostrar lo que pasa desde un lugar que no lastime a nadie. En un momento, en Constitución vino un hombre borracho a increparme diciéndome que comía de los pibes de la calle. Y yo no vivo de los pibes de la calle, yo como de mi laburo. Creo que siempre es mejor mostrar esta realidad a negarla. Yo sé bien quién soy y qué hago.
M. J. O.: –Nosotros vamos a charlar con la gente y a contar su historia. El otro día fui a hacer una entrevista y el flaco tenía la necesidad de hacer catarsis y lo escuché durante tres horas, porque me di cuenta de que necesitaba hablar. Cuando uno es humano, no va a sacarle a la gente algo, sino que va a compartir un momento, una charla.
D. A.: –No vamos a hacer informes objetivos, sino “abiertos”. Mi mirada no va a ser la misma que la de María Julía o Daniel. Somos personas diferentes, con formaciones distintas, cada uno dando su opinión. Y el público formará su opinión a través de lo que le mostramos. Vamos a hacer un periodismo sin bajada de línea ni líneas editoriales.
M. J. O.: Nadie nos dice qué tenemos que opinar, decir o hacer. En el programa no hay guiones: decimos todo lo que se nos ocurre en el momento. Mostramos lo que vemos y decimos lo que sentimos. Por lo general, uno cuando hace periodismo se para en algún lugar. Pero si sólo se le muestra a la gente el lugar desde dónde uno se para, se está bajando línea. La idea es no hacer eso.