ESPECTáCULOS
› “MOOLAADE”, DEL SENEGALES
OUSMANE SEMBENE, EN LA SECCION “TRAYECTORIAS”
Para descubrir a un viejo maestro
› Por Horacio Bernades
Jean-Luc Godard, Abbas Kiarostami, Alain Resnais, Tsai Ming-liang, John Sayles, John Waters, Kim Ki-duk, Hal Hartley, Jia Zhangke, para nombrar sólo algunos. Sin contar un par de notorias ausencias (las últimas películas de Wong Kar-wai y el coreano Hong Sang-soo, ante todo), la sección “Trayectorias” parece casi un cuadro de honor del cine contemporáneo. Alistando 34 títulos en total y apuntada a agrupar las favoritas de los más importantes festivales internacionales del último año, “Trayectorias” es la muestra más voluminosa del 7º Bafici. Y la más generosa en nombres rutilantes, sin duda.
Pero atención, que entre esos nombres llenos de oropel se cuela también alguno que el público argentino todavía no conoce, baches en la avenida cinéfila que ahora tendrá ocasión de empezar a rellenar. Ese es, notoriamente, el caso del senegalés Ousmane Sembene, patriarca absoluto del cine africano, de quien “Trayectorias” presenta su film más reciente, la magistral Moolaadé. Una de las grandes conquistadoras de premios del último año –desde que se presentó en la sección “Un certain regarde” de Cannes, donde ganó dos–, Moolaadé es el opus 13 de Sembene, que en enero pasado cumplió la friolera de 82 años. De origen más que humilde (antes de llegar al cine trabajó como mecánico, albañil y obrero portuario), Sembene fue un activísimo militante sindical antes de publicar su primera novela, a fines de los años ’50, obteniendo con ella una importante repercusión en Europa. Sobre todo en Francia, metrópolis de su país y a partir de ese momento firme sostenedora de su carrera artística.
A comienzos de los ’60, Sembene se trasladó a Moscú, donde cursó estudios de cine en la famosa institución estatal VGIK, para pasar a trabajar de inmediato en los estudios Mosfilm. Su ópera prima, Muchacha negra (1965), anduvo de un festival a otro, ganando en París el importante premio Jean Vigo e incrustando por sí sola el cine africano en el mapa cinematográfico internacional. El interés en lo social, siempre sin perder de vista la cuestión humana y con un tono y acercamiento que le cierran paso a toda declamación, es alguna de las claves del cine del autor, dueño de una buena cantidad de obras maestras. Más allá de lo espaciado de su filmografía, que totaliza apenas trece títulos en cuarenta años clavados, su masterpiece más reciente tiene nombre y se llama Moolaadé.
El tema de Moolaadé: la escisión clitoridiana, antigua práctica tribal que, por inconcebible que parezca, mantiene su vigencia en algunas zonas del continente negro. Coproducción entre cinco países norafricanos (Senegal, Burkina Faso, Marruecos, Túnez, Camerún) y Francia, no es uno de los detalles menos asombrosos que con semejante tema su autor haya redondeado una suerte de comedia social-naïf, llena de colorido. En ella, la crónica de una rebelión entre las mujeres de la tribu es narrada con una levedad de tono, un sentido del humor, una espontaneidad y frescura que sólo una cultura aún no ingresada del todo en la modernidad podría admitir. El conflicto entre tradición y modernidad es, de hecho, el eje central de Moolaadé, expresado tanto en su vertiente más trágica (la batalla entre los ancianos sostenedores de la circuncisión y las mujeres rebeladas) como en la más cómica. En la película de Sembene, radios, antenas de televisión y teléfonos resultan siempre injertos extraños, en una aldea en la que el templo es, todavía, centro inevitable de la vida social. Hasta la escena final, al menos.
Moolaadé se verá hoy a las 12 en el cine Cosmos y el domingo 17 a las 20, martes 19 a las 13 y miércoles 20 a las 17.30, en todos estos últimos casos en el Hoyts 6.