ESPECTáCULOS › CHARLY GARCIA HABLA DE SU MUSICA Y SU PAIS
“Para mí, la gente que no tiene memoria no tiene inteligencia”
Una semana después de la edición de “Influencia”, su elogiado último disco, Charly García habla de cómo sus canciones catalizan estados de ánimo colectivos y teoriza sobre un cambio del orden mundial. Además, se despacha contra los argentinos de Miami y enumera los grandes vicios nacionales.
Por Esteban Pintos
Charly García acaba de terminar su almuerzo en los primeros minutos del viernes. Se levantó a las 9 de la noche del jueves, por tanto la sobremesa que comparte con algunos de sus músicos, amigos y chicas, tiene ese clima relajado de un domingo, temprano a la tarde. Enciende un cigarrillo y se dispone a hablar. Lo hará durante una hora, entre risas y guiños cómplices, yendo de los vicios argentinos al Mundial de Fútbol que se viene, de los argentinos en Miami, Los Piojos y los cacerolazos a los atentados del 11 de setiembre. García tiene un gran disco recién lanzado, uno más, y lo sabe, aunque juegue con la ironía. “Tengo que decir que los críticos se equivocaron completamente. Los que eran buenos eran los otros discos, éste no es tan bueno...”, le dice a Página/12 acompañando sus palabras con una mirada pícara. Aunque después de concluir la entrevista con un amable “punto” (es todo, no más preguntas, quiere decir), camina hacia la barra del local bautizado con el nombre de su alter ego artístico y, al rato, por casualidad o determinación, comienza a sonar Influencia. El hombre está orgulloso de su más reciente obra.
Empecemos por otros vicios argentinos además de Charly García (“en la gente soy un vicio más”, dice la canción nº 1 del disco), se le pide. Piensa un rato y arranca. “Maradona. Porque trasciende lo intelectual, lo emocional. Es una persona que te confunde los sentidos con lo que hace.” Pero hay más. Piénsese la siguiente enumeración como el informe resultante de una disección transversal del argentino medio y sus costumbres. “Fumar un cigarrillo antes que venga el colectivo. Meterse los dedos en la nariz. Leer el diario de ojito. Criticar. Decir obvio y a full cada cinco palabras. La amistad. El machismo. La histeria. El cigarrillo. El fumo. La merca. El dulce de leche. Las zapatillas chabonas. La mochila. La fiaca. Los Piojos. Y la libertad...”
–En “I’m not in love”, se queja de que últimamente le digan o se diga en los medios que “está bien”.
–La idea de esa canción... es que es más cómodo saludar a alguien que está aburrido, que a uno que está entusiasmado. Y que la “salud” –por decirlo así– de una persona es inversamente proporcional a lo que la persona pueda sentir. O sea que es más cómodo saludar a un no enamorado que a un enamorado. ¿Por qué? Piensen... (risas).
–El disco aparece en un contexto de crisis, que aunque no es el primero, se ve y siente como el peor de toda la historia...
–Hubo peores, mucho peores, pero la gente que tiene edad para recordar sufre de un grave problema de memoria. La inteligencia, qué sé yo, y la historia y qué sé yo... Es lo que la memoria guarda. El problema puede ser que: o la gente está sorda y no escucha, o se acuerda de lo que le conviene. Me inclino por esto último. La gente se acuerda de lo que le conviene y la memoria no está rankeada muy alto últimamente, no solamente acá sino en cualquier parte del mundo. La novedad se vive como la ley, y la historia es una cosa muy pesada para que la gente se acuerde de su propia historia. En una época, la memoria era una gran cosa ¿no? Supongamos que, cuando no había escritura, había que conocer todo de memoria. Y la supervivencia era de memoria. Ahora todo está, digamos, tan fácil de conseguir: uno pone una moneda y tiene algo. Entonces la memoria, en vez de ser una cosa buena, parecería que es una cosa mala. Y que lo que hay que hacer es vivir el día y olvidarse de todo. Eso a la larga, para mí... El tipo que no tiene memoria no tiene inteligencia. ¿Cómo podés ser inteligente si no tenés datos con qué serlo? La inteligencia, para mí, es unir ideas. Como una computadora, uno tiene un montón de cosas que son datos. Ahora la información momentánea ocupa el lugar de la verdadera, de lo que es importante. Entonces cuando una persona se acostumbra a olvidarse de todo lo que no le gusta, se convierte en una Barbie. Ybueno... Las Barbies está hechas para mirarlas y... cogérselas, qué sé yo. Que se jodan... Una canción del disco dice “todo el mundo quiere olvidar”. Ya van dos veces que pongo eso, es una idea que me parece personalmente me toca mucho. Y como yo no puedo olvidarme, enfatizo que tengo una capacidad de memoria que excede lo común... Me parece que el ejercicio de la memoria no está bien planteado. La memoria selectiva es usada de una manera chanta, muy cobarde o lo que sea... La gente que no tiene memoria, para mí, no tiene inteligencia. Es jodido que te digan ¡burro! “Ay no me acuerdo, no me acuerdo”. Bueno, ¡sos un pelotudo! Your problem... Pero bueno, como toda cosa que es diferente, el memorioso es un jodido. Porque recuerda. Pero también el memorioso tiene el placer de la venganza, porque se acuerda.
–Se ha dicho y escrito que sus canciones operan como reflejo de estados de ánimo sociales, o de momentos de la Argentina. ¿Podría señalar qué canciones de este nuevo disco cumplirían con esa afirmación, y por qué?
–”I’m not in love”, por ejemplo, era en mi cabeza una foto de dos personas. Era una discusión entre un chico y una chica, algo así. La chica afirma que no quiere ser como él, y él que no quiere ser como ella porque uno es hombre y la otra es mujer. Es injuntable. De lo que habla la canción es de la cagada de la diferencia. Cuando pasó lo de los yanquis, bum bum y voló todo, agarré la cámara y la alejé, y vi más. No solamente al hombre y a la mujer. Era la religión, y que hay cosas que no se pueden conciliar, y cuando no se pueden conciliar hay que buscar alguna manera de resolverlo. Lo jodido es la no resolución, porque cuando dos cosas no se pueden conciliar, una mata a la otra y no hay transas. Entonces sería bueno encontrar algún tipo de solución porque lo que yo veo es que eso va a pasar. En algún momento... En un mismo planeta no pueden habitar un virus y otro, uno tiene que matar al otro para sobrevivir. Parece que la cosa está así. Y con lo fácil que es hacer una guerra ahora, donde no hay que ni moverse de la casa y donde la gente se mata directamente y les parece bárbaro. Matarse es fashion. El tipo que se mata, en este momento los musulmanes por ejemplo, jamás vio una película. O sea, no hay forma de que los tipos sean como nosotros, porque nosotros los hicimos así. Digo, nosotros los blancos... Cuando colonizamos Africa –yo no fui, claro–, los tipos mataban a todo el mundo porque eran negros. Claro, después les ponían películas y los que eran musulmanes no las veían, porque su religión les dice que no hay que ver la figura humana. Entonces iba al cine pero no veían... Por eso “Película sordomuda” ¿entendés? Un tipo que va a un cine y cierra los ojos para ver una película ¿qué tiene que ver conmigo? Su realidad es otra. Entonces, hay que pensar que realmente para una mujer, yo debo ser un alien, y para un musulmán un yanqui es un alien. Bueno, nada más que eso dice. Pero... es bastante.
–¿Esta situación de enfrentamiento a la que refiere le da miedo?
–Me justifica. Porque yo, en joda, en chiste y un poquito en serio, a mis amigos y a toda la gente alrededor mío, les estoy diciendo que el mundo se va a dar vuelta. Lo que es negro va a ser blanco. Y lo que está arriba va a estar abajo. Que nos van a coger los negros, o algo así... O nosotros a ellos, los musulmanes. No puede ser que todo eso coexista.
–¿Esto también es aplicable a la situación argentina, a una guerra de clases tal vez latente?
–Cuando uno ve a la gente de Coronel Díaz y Santa Fe manifestando con cacerolas, te cagás de risa. ¿Qué clase social es ésa? Bueno, ha nacido una nueva clase social. Imagino en un cacerolazo, si uno agarra a 20 personas y les pone un foco a cada una, y pudiera leer su mente: uno se manifiesta porque no tiene para comer mañana, otro porque le sacaron la ilusión de ir a Nueva York porque tenía un pasaje. Y así ¿entendés? Es obvio (perdón, utilicé la palabra “obvio”. No quiero escucharla más). No es tan obvio que la necesidad es la madre de la invención (Frank Zappa). Yque la mishiadura nivela a todos. ¿Cuál es la mishiadura para un aristócrata y para un pordiosero? Hay que ver, son diferentes niveles. En el “Titanic”, cuando se hundía, uno de la aristocracia al que le van a poner el chaleco salvavidas dice: “No. Yo me voy a morir como siempre, siempre estuve bien vestido”.
–¿Considera positiva la aparición de nuevas formas de participación ciudadana, del tipo cacerolazo o incluso las asambleas barriales?
–Servir, sirve. Pero hay gente que no sirve. Obvio, pero uno no puede andar disparándole a cualquier cacerola. Yo desde casa tengo un blanco perfecto, pero por ahí me equivoco... Es muy gracioso escuchar a un clase media, a un tipo que vive en Belgrano tocando la cacerola... (hace ruido de burla). Es el antiswing. Yo creo que Belgrano tendría que ser erradicado, enviado como parte de pago de alguna cosa argentina. Que hagan un corralito en Belgrano, por ejemplo. Esos tienen que pagar por todo, ¿por qué los demás barrios? ¿Por qué?
–¿En sus últimos viajes al exterior le han preguntado por la situación argentina? ¿Usted qué dice?
–No hablo con argentinos cuando estoy afuera... (risas). Si critico al argentino acá, imaginate afuera. El argentino afuera del país es lo menos del mundo. Es lo menos que hay, el festival ése de Miami es lo menos que hay en el mundo. Porque está lleno de argentinos que viven en Miami, que es lo menos, loco... Son lo menos, loco.
–¿La pasó bien en Miami? (Fue la figura central de un festival de música argentina en Miami, concretado el domingo 28 de abril.)
–Más o menos. Los Piojos me regalaron un muñeco de James Brown que canta “I feel good”, eso es lo mejor que me pasó en Miami. De lo que me voy a acordar... Ah, y que me dieron... soy ciudadano de algo, o las llaves de la ciudad.
–Las crónicas periodísticas dijeron que concurrieron unas 12.000 personas, mucha gente...
–Si se le puede llamar gente a eso. Sí, había... qué sé yo. Para mí no es mucho, ¿viste? Menos de 200.000 no me excitan... Para exiliarse, ir a Miami... O sea, si son vendidos, son más vendidos. ¿Qué tiene de bueno eso? ¿Qué ejemplo da? Ir a chuparles la pija a los yanquis directamente. Y a los yanquis de Miami, por lo menos que vayan a Nueva York. Que no sean grasas. Si no para sufrir, que sufran acá. Jamás le compro nada a un argentino en Miami. Vas a la tienda de grabadores y qué sé yo, viste, ¡son todos argentinos! Y comen dulce de leche juntos... Son unos pajeros, loco. Y tienen su propio mundo, hacen su Argentina ahí. Y no me gusta un carajo. La carne no es la carne. No es igual un bife de Miami que un bife de Argentina. Ellos nomás comen los bifes. Ellos eligen ser cola de león. Yo prefiero ser cabeza de ratón. Siempre. Esclavo no... En Miami no sentí absolutamente nada, solamente “¿qué estoy haciendo acá?”. Miami es un suburbio de Argentina, es un suburbio de Estados Unidos, es un suburbio... No me quisieron poner en una pileta, son los antipileta.
–¿Le reservaron una habitación de los primeros pisos en el hotel?
–Mirá... Miami es un lugar tan deprimente que no hay ni lugar para suicidarse. Nada tiene más de tres pisos, es un pueblo, loco. Si uno se quiere suicidar, ¿adónde va? ¿A un shopping? Todo pintado de rosa, lleno de delfines que te acarician el orto. Es un sitio para transgresores, evidentemente... Yo de Pinamar no paso, para más no me da.
–En junio van a jugar Boca y River en Miami, en un partido amistoso...
–Amistoso está bien, si no me desafiliaba de todo... ¿Vamos a ganar el mundial? Qué cosa increíble este mundial, los estadios, todo raro..
–¿Le parece que hay demasiadas expectativas puestas en el resultado de la Selección Argentina en el mundial? Si la Selección no sale campeona, ¿será una gran depresión colectiva?
–Hacemos una rave y ya está... La rave es la reina del olvido, vos vas a una rave y estás contento, no sabés por qué mierda, pero estás contento. Así que ya está... Yo espero que la Selección no pierda mal, y que la gente se las agarre con esos 11 tipos que están ahí, y los hagan los cristos de lo que pasa. Porque eso podría pasar, porque... Me ha pasado a mí, sé cómo funciona. Espero que ganen. Tampoco tienen que ganar el mundial para poder volver. Pero parecería un poco que es así, por las expectativas de la gente, por lo que he leído en los diarios, ok... En realidad, claro que me gustaría que ganen, obvio. Me gustó que ganen con Videla, ¿ok? Lo que pasa es que somos los ganadores más truchos del mundo: ganamos porque había un poder militar atrás, o porque Maradona hace un gol con la mano. O sea, legal no tenemos ni una. Todo mal...
–¿Se puso triste cuando se enteró de la muerte de George Harrison?
–La verdad que no, no sé por qué. Triste como con Lennon no me pasó, para nada. Pero creo que el cariño que te da Harrison es más suave, también porque aunque digan que es el beatle oscuro, que nadie ve... Pero él tenía los solos. O sea Los Beatles te daban a Harrison por grageas, y lo que daba él era lo mejor. Lo demás estaba repuesto, pero él armaba de atrás. No sé, quizás esté más triste ahora que el día que se murió.
–¿Cree que volverá a aparecer un grupo como Los Beatles?
–Ahora tenemos a Bin Laden, a Bush y dos o tres más que hacen un grupo que te la encargo... A mí me gustaría, se necesita, pero lo que pasa es que uno no quiere que nadie supere a Los Beatles. Es como que alguien supere a tu papá, o a tu país. Mirá Oasis, por ejemplo. Yo jamás escuché a Oasis, es raro porque jamás lo escuché, ¿cómo no pude? Y el tipo está diciendo que ellos son como Los Beatles.
–Entonces, ¿no le dio curiosidad escucharlos?
–No, no me da curiosidad. No sé, alguna vez los vi en un video, y te das cuenta de que no es. Es para los giles. Para los disc jockey ellos tocan, qué sé yo, es otro mundo... Para la gilada que compra Oasis, bueno, que se jodan. Podrían escuchar a Todd Rungren, que es mucho mejor. Pero bueno... El mundo anda así. Yo soy prodifusor de Todd Rungren y de los Byrds que... imaginate, si ahora se compara a Oasis con Los Beatles (ellos se comparan), en la época de Los Beatles la cantidad de grupos que sonaban como ellos y eran alucinantes. Esas canciones son buenísimas siempre, y no tiene que cambiar todo de un día para otro, porque sí. Woody Allen dice que la civilización se termina con la edición de “I wanna hold your hand” de Los Beatles. O sea, lo que hay desde ahí hasta ahora es otra cosa, cualquier cosa. Creo que tiene razón.