Jue 16.06.2005

ESPECTáCULOS  › JORGE GESTOSO, LA CNN Y UN NUEVO PROYECTO INFORMATIVO

“Tenemos que ponernos los largos”

El periodista uruguayo se fue de la cadena en 2004 para fundar una productora y mantener un punto de vista independiente. Y habla de una necesidad de dejar de considerar “que lo que viene del Norte es superior”.

› Por Julián Gorodischer

Mira hacia atrás como si tuviera una cuenta pendiente: pasó dieciséis años presentando noticias en la CNN. En ese mostrador aprendió las delicias del tono neutro, se acostumbró a borrarse la dicción de uruguayo, se ganó un programa con nombre propio y defendió (como aquella vez en Atlanta en 2000, ante Página/12) la pluralidad y el rigor de la compañía de Ted Turner. Allí adquirió el aire despojado, el movimiento rítmico de manos, la actitud de escucha paciente y, ante todo, esa pretensión desaforada, casi utópica que se expresa en la consigna: “Por una pureza de la información”. Así lo dice... ¿Acaso como una reacción a la cobertura de guerra más cuestionada (la de CNN) desde la derrota en Vietnam? ¿O una fuga a tiempo de la multinacional que pierde audiencia y suma críticas (de Noam Chomsky, Naomi Klein, Indymedia, ver aparte)? ¿O un poco de todo eso? Jorge Gestoso huyó en 2004, fundó su propia productora (Gestoso Television News), decidió que era tiempo de emprender un nuevo rumbo. Y aquí pasa una factura moderada pero que, viniendo de un cuadro fiel por casi dos décadas, impresiona. El fue el hombre formado puertas adentro del Imperio, el que un día se escapó a los márgenes para privilegiar ¡la independencia!, el que recuerda, algo forzado por cierto énfasis del cronista, y dice: “Y sí... yo observaba que ese bagaje cultural que tienen en el Norte impedía incluir tantas facetas de la cobertura en Irak como yo querría. La primera víctima de la guerra es la verdad”.
–¿Y cómo empezó a planear la salida?
–La gente leía cosas entre líneas y me decía: Jorge, estamos sintiendo que los mensajes nos llegan en nuestro idioma pero no en nuestra cultura. Y también sentían que yo podría palpar, sentir, medir esa cultura latinoamericana en la que viví durante 30 años antes de irme de mi país. Aunque me trasladen en un avión, yo seguiría siendo el argentino-uruguayo que mira el mundo.
Pero, ahora, sería bueno que empezara a referirse a la cobertura de guerra acusada de afiliada al Pentágono, esa que borró de la pantalla la sangre y el dolor de las víctimas, la que pormenorizó sobre agresiones a los wasp que salieron a defender el honor estadounidense pero omitió los abusos a los prisioneros iraquíes, la misma que provocó una baja de la audiencia internacional que llegó a estimarse nada menos que en la mitad –aunque la versión fuera desmentida por la compañía– y, a su vez, tuvo el tino de incluir la autocrítica posterior entre sus columnas diarias. A esa CNN que observó la renuncia de un presentador estrella (Eason Jordan) luego de insinuar que los estadounidenses atacaron a los periodistas del Hotel Palestine, y que exterminó el weblog alternativo de su enviado Kevin Sites, Gestoso la recuerda, 16 años después, con gestos módicos, palabras que no se crispan. Pero dice:
–Ni agenda ni intención solapada. Uno de los grandes intereses de crear mi propia empresa (que produce el programa Jorge Gestoso, que se ve los sábados a las 22 en América 24) es hacer el ejercicio periodístico de la forma más pura posible, y por eso lo hago de manera independiente para que nadie me pueda dictar la pauta.
–Usted habla de “una interferencia” que mediaba entre su programa de la CNN y sus espectadores...
–Se hacía necesario empezar a ver el mundo desde una óptica propia. Cuando uno se traslada al Norte descubre que la producción de noticias de las grandes empresas funciona en el Norte. Los empleados que producen las noticias nacieron en el Norte, y aunque traten de ser lo más puristas expresan a su propia lógica cultural. Sus prejuicios se guían por una escala de valores en la que aparecemos en un lugar de la lista de prioridades que no nos debería corresponder. Sólo entramos en el radar cuando hay una catástrofe climatológica, desastres naturales como huracanes, terremotos, inundaciones, o cuando los intereses estratégicos del Norte pueden estar afectados en el Sur.
–¿Por qué esperó 16 años para irse?
–Simplemente hice lo que debía con la autoridad que me daba el espectador. Yo me gané un espacio, tenía una influencia muy grande en el contenido editorial de lo que yo presentaba. Cuando se pone un nombre, se pone un sello.
–¿Influyó en su partida el descrédito de la CNN posterior a la guerra?
–En toda guerra hay dos aspectos: lo militar y lo civil. No debió dejarse de cubrir esos aspectos de la guerra para no formar parte y empezar a editorializar. Al daño humano lo llamaron daño colateral. Yo no sé por qué lo dejaban afuera, habrá que preguntárselo a ellos. No me animo a hilar las causas y las razones; no me consta que haya sido por una actitud deliberada de alineamiento con la Casa Blanca. Imagine que es un argentino cubriendo la guerra de las Malvinas y se entera por una fuente que los ingleses están planeando una emboscada contra la Argentina. ¿Qué hace? Saca la foto o le sale el lado patriotero y siente que no puede dejar que maten a 50 de los suyos. Cuando la gente está viviendo en un país que manda periodistas al frente, quizá ve las cosas de ese modo: los que pelean son sus compatriotas.
–¿Por qué sería menos patriota manchar la pantalla de sangre?
–No tengo elementos para juzgarlo. ¿El punto de equilibrio? Hay que moverse por la zona de los hechos. Yo estoy para sacar una foto, no para retocarla. Hay que tener la suficiente ética como para mostrar los dos lados, el punto de vista opuesto al oficial. Y por lo menos cada historia tiene dos caras. Si tenés una ética profesional, te podés acercar a lo tangible al máximo.
El lugar en el que desembarca (América 24, en su programa y en columnas diarias en el noticiero de las 20) es un híbrido entre la sequedad de TN y la información emocional que domina en Crónica TV. Entre la placa roja y la languidez de los presentadores clásicos de TN existe un mundo relativamente nuevo en el que se mueven con más parquedad y límites algunos desaforados de la tele abierta como Mauro Viale o Chiche Gelblung. También aquí enfatizan lo policial, levantan el tono, abordan informes de tendencia, con un déficit de información internacional que Gestoso intenta compensar con su programa. ¿Llegará una feroz campaña en su contra a cargo del monopolio? “Queda como responsabilidad para nuestro público y avisadores decidir: ¿Quieren comprar un producto importado que no esté a su medida? ¿O un producto que haga el esfuerzo de querer identificarlos más?”, sigue Gestoso. “Llegará el momento en que nos saquemos el pantalón corto y nos pongamos los largos. Todo lo que viene del Norte es comprado como cosa superior, tenemos una especie de complejo de inferioridad. Si no apostamos a desarrollar nuestra identidad, vamos a seguir siendo consumidores de los espejitos que nos trajeron hace 500 años.”
Es tiempo de proponerle un repaso por los ítem que más se cuestionan a la gran cadena en la posguerra. Será una forma de hacer teoría; un paseo por los embates más fuertes que sufre el imperio de Ted Turner: la expansión de la publinota, la abolición de la mirada personal...
–Cada vez más, lo comercial y lo noticioso confundidos...
–Cuando el empresario quiere meter el aviso de la gaseosa, está poniendo su granito de arena para que no tengamos la dignidad que merecemos. Lo que tenemos en América latina es una crisis de valores: esa avaricia de querer poner la gaseosa en el medio de las noticias, sin apostar a la cultura en un lugar más digno.
–¿Cómo reacciona frente al silenciamiento de voces de periodistas? (N. de la R.: CNN impuso un final al weblog de su cronista Kevin Sites.)
–No hay que ser eco de la impunidad, hay que denunciarla. Cuando a una mujer la violan, se siente tan humillada que no se anima a denunciarlo y de alguna manera se hace cómplice del delito. Cuando cubren noticias internas, las cadenas de Estados Unidos tienen unos cánones más rigurosos, y para afuera hay otros que no lo son tanto. El problema surge cuando la denuncia te incluye en una lista negra.
–En tantos años en Estados Unidos, ¿conoció ese tipo de casos?
–El caso típico es el del periodista Bill Maher, de ABC, que tenía el programa Politically Incorrect: allí rebatió a un invitado acerca del carácter de los terroristas. Dijo: Ellos no eran cobardes. Cobardes somos nosotros; quien da la vida para hacer un atentado da sensación de valor. Cobardes somos quienes tiramos misiles a miles de kilómetros de distancia. Desaparecieron los avisadores, y el programa salió de circulación.
–También CNN se desprendió del presentador Eason Jordan a raíz de una opinión...
–Sobre el caso de Eason Jordan, el escándalo sobre su declaración (insinuó que fueron los estadounidenses quienes dispararon contra el Hotel Palestine) llegó a tal nivel que él mismo entendió que era un elemento distorsionador de la compañía, y cuando el escándalo creció, debió apartarse para no alimentarlo.... Desempleo es una palabra violenta. Tomar acciones contigo no necesariamente es pegarte un tiro, pero sí dejarte afuera.

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