ESPECTáCULOS
› EL GRUPO EL GLOBO
Para chicos pero con textos grandes
La comedia de las equivocaciones, de Shakespeare, en La Casona del Teatro.
› Por SEBASTIAN ACKERMAN
El grupo de teatro El Globo interpretó Juan Moreira, de Eduardo Gutiérrez; Don Quijote de la Mancha, de Cervantes; Odisea, de Homero; Nuestra señora de París, de Victor Hugo; y actualmente está representando en La Casona del Teatro (Av. Corrientes 1975), los sábados a las 15.45, La comedia de las equivocaciones, de William Shakespeare, pero con una particularidad: son versiones para chicos. Adaptadas de los textos originales, además de presentarlas en el circuito teatral también llevan sus espectáculos a escuelas de Capital y el conurbano bonaerense, y en diálogo con Página/12 afirman: “Nuestro lema es educar a través del arte, y nos parece que comenzar educando a los chicos a través de lo que nosotros hacemos está bueno. Cuando empezamos no había grupos que trabajaran los clásicos para chicos, que tocan temas universales que nunca pasan de moda”.
En La comedia... (el vodevil de enredos del autor británico con el que ganaron dos premios Estrella de Mar en Mar del Plata), el principal trabajo de la adaptación pasó por encontrar la forma de representar con cinco actores a doce personajes que sobre el final de la obra aparecen juntos sobre el escenario, y se resuelve muy ingeniosamente con una sorpresa. A pesar de ser una versión libre, las líneas generales de la trama se mantuvieron, ya que, afirman, “los pibes entienden todo. Y no es que los chicos entienden todo porque sean genios, sino que son subestimados todo el tiempo. Hubo directoras de colegios que nos dijeron: ‘No lo puedo creer, los chicos entendieron Shakespeare’. Es que son chicos, no tontos”, dicen que fue su respuesta.
La primera obra que presentaron fue Juan Moreira, en un asentamiento de Villa Soldati, en 1997. Como muchos chicos les dijeron que era la primera obra de teatro que veían en su vida, el grupo se propuso llevar sus espectáculos por distintas escuelas, lo que le valió el auspicio de la Secretaría de Educación porteña. Luego de cambiar el nombre del grupo e incorporar un par de integrantes al elenco, lograron cierto prestigio en el circuito infantil. “Empezamos en colegios porque los pibes no veían teatro. Entonces nos preguntamos: ¿por qué un chico de Soldati se va a perder de ver una obra de teatro? Para nosotros es tan importante como la hora de matemática o de lengua por lo que le dispara al pibe. Termina la función y juegan a ser Dromio y Antifolo. Que un rato no jueguen a ser Floricienta y jueguen a ser los personajes de nuestras historias, nos quedamos contentos con eso”, se entusiasman.
Para el grupo, la principal función del teatro infantil es entretener, hacerles pasar un momento divertido (“a los chicos y también a los padres”, aclaran), pero además debería, explican, poder educar y ofrecer alternativas cuando a veces parece que no las hay. “No va a luchar contra Internet ni la televisión –analizan–, pero le dice al pibe ‘Mirá, hay algo más’. Hoy en día la cabeza del pibe se va achatando. Responde a esa pregunta pedagógica: ¿cómo estimular a los chicos? Creo que el teatro los estimula para que sigan imaginando y no pierdan ese poder de imaginar; si le das un cachito ellos empiezan a volar. El teatro tiene que ver con eso, con estimular la imaginación.” Además de los clásicos, también presentan El circo de los sueños (los domingos) para los más chiquitos.
Trabajar para chicos fue una elección que hizo El Globo, ya que, si bien cada uno por su lado actúa o actuó en obras para adultos, el grupo como tal nunca se planteó cambiar de género en ocho años de existencia. Pero no es una elección casual: “Los chicos son cristalinos –explican–. El público adulto va a ver la obra y si no le gusta se queda sentado. El chico se empieza a inquietar, y ahí te das cuenta de que no le gustás”, cuentan.