Jue 30.05.2002

ESPECTáCULOS

El premio Príncipe de Asturias fue para “el gurú de la Tercera Vía”

El sociólogo inglés Anthony Giddens ganó el galardón destinado a las Ciencias Sociales, para el que no sabía que estaba nominado.

El sociólogo inglés Anthony Giddens, el gurú de la Tercera Vía, fue galardonado ayer en Oviedo con el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, en reconocimiento a sus esfuerzos por “pensar la nueva realidad mundial, y sintetizarla de modo brillante”. El pensador favorito del primer ministro inglés Tony Blair se declaró “sorprendido y encantado de recibir este premio, para el que ni siquiera sabía que era candidato”. Desde Londres, Giddens interpretó que el galardón se debe “a todos los avances que se han producido en la Sociología en los últimos años”. Giddens se impuso en las últimas votaciones del jurado a un total de 28 candidaturas de diez países entre las que se encontraban el filósofo alemán Jürgen Habermas, el economista alemán Klaus Schwab, el filósofo italiano Giovanni Sartori y el geógrafo brasileño Aziz Nacib Ab’Saber. El jurado presidido por el jefe del gobierno de Galicia Manuel Fraga destacó que se quiso premiar “la continuada contribución de Giddens al conocimiento y desarrollo de las estructura de las sociedades avanzadas, de las consecuencias de la modernidad y del papel de las clases y las elites en la sociedad del bienestar”. Además, Fraga subrayó la contribución del británico a la renovación de las ideas políticas, “al plantear una armonización entre las exigencias del mercado internacional y los problemas sociales a partir de nuevas vías de reflexión y actuación democrática”.
Nacido en Inglaterra en 1938, Giddens es licenciado en Psicología y Sociología por la Universidad de Hull, y dirige desde 1997 la London School of Economics and Political Science, uno de los centros académicos más prestigiosos del mundo. Está considerado como el teórico más importante de su generación, y su obra Sociología es libro de texto en escuelas y universidades de numerosos países. Además, su figura empezó a ser conocida por su contribución al debate de las ideas políticas, ejerciendo una influencia decisiva en profesores de teoría social de todo el mundo, fundamentalmente con su Teoría de la Estructuración. Tiene publicada más de una treintena de libros, entre los que destacan El Estado-Nación y la violencia (1985), Teoría social y sociología moderna (1987), Consecuencias de la modernidad (1990), La transformación de la intimidad (1992), Más allá de la izquierda y la derecha (1994), En defensa de la sociología (1996) y La Tercera Vía: la renovación de la socialdemocracia (1998). El planteamiento de este último trabajo fue la guía de la política desarrollada por Blair, que inmediatamente tuvo una fuerte repercusión en toda la izquierda internacional.
Giddens, con trece doctorados honoris causa, también dedicó buena parte de su actividad a la docencia, impartiendo clases en universidades de Estados Unidos (Boston, Harvard, Nueva York, Berkeley, Stanford), Italia (Roma), Australia (Melbourne), Canadá (British Columbia) y Francia (La Sorbona), además de las inglesas Leicester y Cambridge. Este Príncipe de Asturias, dotado con 50.000 euros, una escultura creada por Joan Miró, un diploma y una insignia acreditativos, es el cuarto de los ocho Premios concedidos este año, en que cumplen su XXII edición. Anteriormente fueron otorgados el de Investigación Científica y Técnica a los padres de Internet –Tim Berners Lee, Larry Roberts, Vinton Cerf y Robert Kahn–, el de las Letras, concedido a Arthur Miller, y el de Comunicación y Humanidades, al poeta y ensayista alemán Hans Magnus Enzensberger.
Al dar en Londres su primera reacción ante el premio, Giddens comentó que el mundo de hoy “es mucho mejor que hace veinte años” y que los movimientos antiglobalización surgidos a partir de los ‘90 “tuvieron, en algunos aspectos, un impacto positivo”. “La gente en la calle es una nueva fuerza en el mundo, la de las organizaciones no gubernamentales. Hasta cierto punto son la conciencia de la humanidad, que nos fuerza a darnos cuenta de que no podemos permitir la división entre ricos y pobres, que no podemos ser pasivos ante la crisis ecológica”, añadió. Según Giddens, unode los efectos de la globalización fue una polarización de la política: en muchos países subió la extrema derecha y “también se da la emergencia de la extrema izquierda, vinculada a los movimientos anticapitalistas”, comentó. “Ambos grupos tienen algo en común: su resistencia a vivir en un mundo cosmopolita. Se resisten a considerar un mundo que vaya más allá de la nación y a compartir su cultura con otros”, explicó. Los dos extremos quieren el proteccionismo económico, una política antiinmigración, el fortalecimiento del Estado: “Es una política, para mí, inaplicable e ilegítima, pero perfectamente coherente”. Entre ambos, según detalló Giddens, “se encuentra ese espacio al que pertenecen el 85 por ciento de los partidos políticos y la población. Tenemos que hacer que cuente esta mayoría de personas decentes, porque el único futuro que tenemos es construir un mundo más cosmopolita”.

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