ESPECTáCULOS
› ASCENSO Y CAIDA DE LA CLASE MEDIA, SEGUN P+E
El gran dolor de ya no ser
“Contextos” es uno de los programas que mejor ilustran el cambio de contenidos en la señal de cable que se dedica a política y economía.
› Por Emanuel Respighi
Bajo la consigna de ganar posiciones en el competitivo universo periodístico de la TV por cable, la señal P+E inició una renovación en su pantalla, que incluye mejoramiento tecnológico y la inclusión de nuevos programas. Lejos de limitar su función a la de ser un simple transmisor de las últimas noticias, el canal intenta atraer la atención de los televidentes a partir de la diversidad de análisis y perspectivas en su programación. Una de las novedades es “Contextos”, un ciclo mensual de programas especiales que detiene su mirada en los principales problemas que afronta la Argentina. Conducido por los periodistas Silvia Naishat y Pablo Maas, el ciclo se propone reflejar la realidad social argentina mediante envíos en formato documental. El primer programa, que se repetirá el 8 de junio a las 23, se titula “Acorralados. La clase media argentina: del shopping al trueque”, e indaga los cambios que sufrió la clase media ante la debacle económica.
Apoyándose en rigurosas investigaciones, historias de vida y entrevistas a especialistas, “Contextos” realiza un tratamiento en profundidad sobre distintas problemáticas que acosan la vida diaria de los argentinos. Si bien el ciclo se detendrá en temas vinculados a la política y la economía, “Contextos” elige enfocar su atención desde un punto de vista social. De ahí que los próximos programas examinen temas tan diferentes como el “Hambre en el granero del mundo”, “Los argentinos y el dólar”, “Made in Argentina: la desindustrialización” y “La ciencia en la Argentina: fuga de cerebros”, entre otros.
“Acorralados...” realiza una mirada retrospectiva sobre la clase media, analizando el proceso histórico de su conformación, realización, auge y caída, desde sus orígenes hasta esta oscura actualidad que amenaza su existencia. El documental comienza definiendo a la clase media como “la última víctima de la crisis económica y política de la argentina”, como el símbolo emblemático del derrumbe del país. Según el historiador Félix Luna, la clase media tuvo una vigorosa prosperidad en la primera mitad del siglo pasado, cuando el país era considerado el granero del mundo. “La inmigración vino con una idea de progreso que la marcó profundamente: que sus hijos vivieran mejor que ellos. Por eso había una gran vocación por educarlos y capacitarlos, que venía en sintonía con la idea de una educación popular que permitiera la formación de una sociedad algo culta”, cuenta Luna en el documental.
Sin embargo, los tiempos de esplendor de este sector social fueron concluyendo paulatinamente, hasta recibir el golpe final que asestó la década menemista. “La clase media estaba guiada por su movilidad social ascendente, la sensación de que uno estaba mejor que sus padres y que sus hijos iban a estar mejor que uno”, señala el consultor en Marketing Fernando Moiguer. “Esto hizo que todos los valores se construyeran bajo el mito de la movilidad social ascendente, que se materializó en determinados símbolos, como las marcas de los productos. Todo eso cambió a mediados de los ’90, cuando la clase media empezó a construir otros valores: se relaciona con otras marcas, acordes a su reducción presupuestaria”, precisa.
El definitivo derrumbe de su motor histórico, la movilidad social ascendente, modificó el lugar de la clase media en la estructura social y la percepción que este sector tiene sobre el mundo. Los cacerolazos, más allá de todo análisis, representan un síntoma de ese aparente “despertar”. Intentando encontrarle una explicación histórica a la participación de la clase media en los cacerolazos, el sociólogo Artemio López cierra el programa con una reflexión: “En los hogares se produjo un gran quiebre cultural y económico: por primera vez, los padres avizoramos que nuestros hijos tienen un futuro socio-económico y cultural empeorado respecto al nuestro. Esto es dramático. No es casualidad que el 60 por ciento de la pobreza de Argentina, que asciende a 19 millones de personas, provengan dehogares de clase media. Hogares que en su derrotero familiar tuvieron perspectivas superiores a las que tienen hoy”.