“Si uno tiene miedo a la hora de crear se le hace imposible plasmar en su obra lo que siente. Porque de eso se trata justamente ser artista: rebelarte. Hay que tener coraje para hacerlo, ya que la gente te ve tal cual sos través de los libros que escribís o las películas que dirigís. A pesar de todos los esfuerzos que uno haga por ocultar su personalidad, mucho de eso se revela. De eso se trata el arte”. La cita pertenece a Spike Lee, probablemente el director de cine que con mayor firmeza defendió los derechos de la comunidad negra en Estados Unidos a una visión propia de sus males, sus conflictos y contradicciones. Utilizando el arte como herramienta política, el director de Haz lo correcto, Fiebre de amor y locura y Malcolm X construyó un cuerpo fílmico revolucionario, abordando uno a uno los temas tabú para Hollywood. En el marco del ciclo “Desde el Actor’s Studio”, Film&Arts estrenará mañana, a las 21, un programa especial en el que Lee revela aspectos de su vida privada y de su prolífica carrera.
Nacido en Atlanta bajo el nombre de Shelton Jackson Lee, el cineasta tuvo una infancia poco común en relación con la que habitualmente llevan los niños de color negro. De padres profesionales –su padre era compositor de jazz y su madre profesora de literatura y artes–, Lee creció entre los acordes del jazz y el frenético ritmo del teatro. “Mi madre fue una gran influencia. Siempre me llevaba a ver obras de teatro a Broadway. Yo no quería ir a verlos, pero me decía: `Vendrás igual’. Mi padre también me llevaba al Festival de Jazz de Newport, por lo que conocimos el arte de muy pequeños”, cuenta Lee. “Nos alentaban hacia la excelencia a nivel académico. Nos decían que leer no era cosa de afeminados o de raros, sino de seres inteligentes. Eso no ocurre hoy en día, especialmente entre los niños negros, que sufren una gran presión de sus pares. Si sos inteligente y tenés buenas calificaciones, sos un traidor. Es muy triste, porque significa que se valora más la ignorancia que la inteligencia”.
A diferencia de sus cuatro hermanos, Lee eligió estudiar en una escuela pública. Lo hizo en la escuela Morehouse, una institución que le inculcó buena parte de su conciencia social. “Lo importante de asistir a una escuela donde predominan negros es que realmente te brinda una base, un sustento para la vida en sociedad. Morehouse es probablemente la escuela con predominancia negra de mayor renombre: el Dr. Martin Luther King estudió allí. Al ser el personal de origen afroamericano, desde un principio, la misión de la institución fue formar hombres negros fuertes”, relata.
Luego de graduarse en el bachillerato y especializarse en Comunicaciones Masivas, Lee comenzó a estudiar Arte en la Universidad de Nueva York, donde descubrió que lo que realmente le quitaba el sueño era el cine. “Acababa de terminar segundo año e intenté conseguir un empleo de verano. Pero no lo conseguí, así que con una cámara Súper 8 comencé a filmar cosas . Ese verano, justamente, se produjo un apagón total de la ciudad, se comenzaba a escuchar música disco y había fiestas por todas partes. Y como fue el verano en el que el baile ‘Hustle’ apareció, llamé a la película El último hustle en Brooklyn. Era un film que intercalaba los saqueos y las fiestas callejeras. Fue en ese momento que decidí hacer cine”, cuenta Spike. Durante la entrevista, Lee explica su atávico rechazo a los críticos, que lo tratan como un caso raro, no como un cineasta.
El documental cuenta como se inició con la realización en She’s gotta have it (1985), un ejercicio de estilo más que un film. y como tras la insulsa School doze, logró el reconocimiento masivo en 1994 con Haz lo corecto. Pero, sin dudas, fue Malcolm X la película que marcó a fuego su filmografía, que de allí en más fluyó con absoluta naturalidad, a unpromedio de un film por año. Lee cuenta las razones por las que el rodaje de la película protagonizada por Denzel Washington fue por demás traumático: Warner Bros. se arrepintió sobre la marcha sobre la lógica de financiar una película que recreaba la vida del líder más combativo de la comunidad negra. Pero las ganas de Lee superaron cualquier obstáculo económico. Fue así que convirtiendo Malcolm X en una cruzada llamó a famosos afroamericanos para que lo ayudasen con dinero. Bill Cosby, Oprah Winfrey, Magic Johnson, Michael Jordan, Tracy Chapman y Janet Jackson fueron algunos de los que aportaron. “Todos me dieron cheques, aun sabiendo que no iban a recuperar su dinero”, cuenta Lee en la entrevista. “No era para evadir impuestos, sino que se trataba de una película importante. Me dijeron `Spike, hacé la película que querés hacer’. Y así fue que pudimos seguir trabajando. Recién después de hacer público el nombre de las personas que habían donado dinero para la filmación, la Warner me dio la plata necesaria para concluir Malcolm X.”