ESPECTáCULOS
Los misterios de Rainer Fassbinder
Filmó más de cuarenta películas en apenas 13 años, y murió a los 37, hace veinte, dejando tras de sí una vida signada por los excesos. De sexo, de alcohol, de estimulantes y de talento. En Argentina su gran éxito de público fue “Lili Marleen”.
Por Hilmar Bahr *
Desde Munich
Era un poseso. “Ya dormiré cuando esté muerto”, era la respuesta estereotipada que Rainer Werner Fassbinder daba cuando se le preguntaba por su afición al trabajo. Pero, por mucho que trabajara, el cineasta alemán también vivía rápido: enredos sexuales, alcohol al por mayor, abuso de medicamentos y cocaína a granel formaron parte de su dieta. Al final, todo pasó factura. Rainer Werner Fassbinder murió hace veinte años, el 10 de junio, dejando a sus 37 años una obra que, tanto por su amplitud como por su provocadora calidad es todavía única en Alemania: más de cuarenta películas en 13 años, un número todavía mayor de guiones y, además, series de televisión y obras de teatro.
“¿Has muerto tan pronto, porque te has dado tanta prisa? ¿O te has dado tanta prisa, porque mueres tan pronto?”, preguntó su actriz Hanna Schygulla en una necrológica. Tal vez sean ciertas ambas cosas. Algunas de las personas próximas a él consideran que se apoyó tanto en el trabajo para eludir miedos personales. “Lo asombroso era que con su miedo daba confianza a los demás”, opinó su colega Hark Bohm en la exposición sobre Fassbinder inaugurada hace una semana en el Museo Homosexual de Berlín. La muestra tematiza entre otros asuntos la homosexualidad del director. Nacido el 31 de mayo de 1945 en Bad Woerishofen, se encontraba entre los directores más importantes y productivos del cine alemán de después de la II Guerra Mundial (1939-1945). Las películas y su proceso de realización eran para Fassbinder, según decía, “también el intento de entender mejor algo de mí mismo”.
Su obra es igual de complicada que su persona: el cineasta, considerado por algunos malvado e incontrolable, rodaba películas en tiempo record. Sólo en 1969 dirigió diez films, entre ellos El amor es más frío que la muerte y Fabricante de gatitos. En ambos, el mismo Fassbinder interpreta a un hombre que está aislado y que acaba fracasando. También tiene un sello autobiográfico Advertencia contra una puta santa (1970), en el que describe las tensiones y agresiones en un equipo de rodaje.
A principios de los años setenta, los críticos consideran ya a Fassbinder, por aquel entonces todavía un veinteañero, el “enfant terrible” o el “niño prodigio” del nuevo cine alemán. Causan sensación Las amargas lágrimas de Petra Kant, el melodrama Todos nos llamamos Alí o la adaptación cinematográfica de Effi Briest de Theodor Fontane. El director habló de los primeros años de la República Federal Alemana basándose en ejemplos de destinos de mujeres, como en El matrimonio de Maria Braun, Lola o La ansiedad de Veronika Voss. Fassbinder enfoca en estos casos el lado oscuro del milagro económico, la soledad y el provincianismo.
Lili Marleen, con Hanna Schygulla como la cantante Lale Andersen, se convirtió en un enorme éxito de público. En opinión de la mayoría de los críticos alemanes, su mayor obra es, sin embargo, Berlin Alexanderplatz, serie de 14 capítulos basada en la novela homónima de Alfred Doeblin, que en la Argentina acaba de verse por televisión. Su última película, Querelle, una adaptación de Jean Genet, trató de las obsesiones homosexuales en clave casi bizarra. Las opiniones sobre la homosexualidad de Fassbinder son muy diversas. “Estoy firmemente convencido de que Rainer se impuso esa imagen de la homosexualidad como protesta contra su padre, pero también como protesta contra la sociedad”, dice Karlheinz Boehm, uno de los actores preferidos del realizador
Su pareja durante varios años Juliane Lorenz afirma por su parte que no puede darse por sentado nada, si se habla de la sexualidad del cineastas. “Hubo temporadas en las queRainer vivió como homosexual y otras en las que vivió como bisexual. Tal vez haya preferido dormir con hombres, pero no de modo excluyente. Con una mujer le costaba más, pero porque tenía miedo a los compromisos”. La realizadora Margarethe von Trotta cree, en cambio, que la obsesión sexual de Fassbinder fue la fuente de su monstruosa fuerza creadora.
* De la agencia DPA.