ESPECTáCULOS
› UN DIA EN EL RODAJE DE LA PELICULA “IMAGINING ARGENTINA”, DE CHRISTOPHER HAMPTON
Retrato de un país en que la vida no valía nada
El director de “Relaciones peligrosas” cuenta por qué decidió filmar una historia sobre los desaparecidos. Antonio Banderas y Emma Thompson describen sus sensaciones luego de rodar en la Plaza de Mayo. Y las Madres, Línea Fundadora, explican por qué le dieron su apoyo a la película.
Por Ana Bianco
La Plaza de Mayo no está como siempre. Se encuentra totalmente vallada, pero en este caso no se trata de una manifestación política, aunque un grupo de Madres está haciendo su clásica ronda alrededor de la Pirámide. Es sábado a la mañana, bien temprano, y se está filmando la película Imagining Argentina, dirigida por el inglés Christopher Hampton y protagonizada por Antonio Banderas y Emma Thompson. Las pinturas de los pañuelos del piso de la Plaza están cubiertas momentáneamente y los autos a la entrada de la Casa Rosada remiten a los años ‘70. Las Madres (ver aparte) reproducen una ronda de esos años de plomo, con las pancartas y las fotos de sus hijos desaparecidos, mientras entonan las consignas que reclaman la aparición con vida.
En la piel de un director teatral llamado Carlos Rueda, Banderas, mezclado entre otros familiares, participa de la escena y lleva colgadas las fotos de su esposa, una periodista (Thompson), y de su hija, Teresa, ambas desaparecidas. Según el guión escrito por el propio Hampton, basado en una novela de Lawrence Thornton, Rueda tiene la habilidad psíquica de descubrir el destino de los desaparecidos con sólo mirar a la cara a sus familiares. En una pausa del rodaje, el director, todavía emocionado por las escenas que acaba de filmar, se dispone a charlar con Página/12. Como un amable duende de largo pelo gris que se asoma debajo de su gorra, se distiende y se dispone a la entrevista.
–¿Qué le atrajo de la novela Imagining Argentina, de Lawrence Thornton?
–Siempre estuve interesado en la política de América del Sur. En los años ‘70, escribí un obra, Los salvajes, que transcurría en Brasil en esa época. Fue producida en Londres y protagonizada por un gran actor, Paul Scoffield. Conocí otros países de América del Sur, pero no había estado en la Argentina por razones técnicas, diría. Mi esposa es australiana y para Chile y Brasil no necesitaba visa. Pero ya a comienzos de los años ‘80, escribí el guión de El cónsul honorario, basada en la novela de Graham Greene, un thriller político, que transcurre en la provincia de Corrientes. El guión de Imagining Argentina lo escribí inmediatamente después de filmar Relaciones peligrosas, en 1989. Quería filmar algo completamente diferente, que transcurriera en la época actual y con una temática política. Imagining Argentina es un proyecto que presentaba problemas de adaptación. La novela es más poética y se vale de un narrador. También en la adaptación fue un desafío lidiar con diferentes ritmos y formas de hablar, y en esto me ayudó mucho Banderas.
–¿No considera que el personaje que interpreta Banderas, con sus habilidades psíquicas, pueda ser un punto de partida riesgoso para un tema como el de los desaparecidos?
–Al contrario, creo que es un recurso muy interesante para entrar en el tema. El protagonista, Carlos, anteriormente no creía en este tipo de poderes paranormales y, sin embargo, se siente completamente asombrado cuando descubre esas imágenes que lo abruman. No entiende por qué le suceden y tiene que aceptarlas. La imaginación y la mente están fuera del control de los militares. Esta es la metáfora de la historia. La gente fue impotente de rebelarse con armas contra el enorme aparato de represión de la dictadura. Lucharon con sus profundas convicciones y una gran imaginación. Y terminaron echando a los militares.
–¿El film reproduce las desapariciones reales ocurridas el 8 de diciembre de 1977 en la Iglesia de Santa Cruz?
–Me tomé algunas libertades. Hice algunos cambios, como ahora en esta escena con las Madres que aparecen con el pañuelo, aunque en esa época no los usaban. En la Iglesia de Santa Cruz, las tomas fueron sólo de exteriores. En España completaremos el interior de la iglesia. Al principio tenía sólo la autorización para filmar aquí por diez días y quise hacer todos los exteriores en la Argentina. Me resulta asombrosopoder filmar en la Plaza de Mayo. Hoy llegué a las 8 de la mañana, la filmé totalmente vacía y fue extraordinario. Agradezco la oportunidad de poder filmar acá, esto suma y le da calidad al film. Valoro el enorme trabajo del productor local, Raúl Outeda, para poder filmar en estas locaciones.
–¿Le resultó difícil filmar las escenas de torturas?
–Fue un proceso muy doloroso y difícil. Las torturas no fueron muy gráficas, pero intenté reflejar muy claramente lo que estaba sucediendo. Filmamos una semana en Olavarría, en una estancia abandonada, que funciona en la ficción como un lugar de detención de esos años. El director de fotografía, Guillermo Navarro, que estuvo muchas veces en la Argentina, me presentó gente vinculada con los Derechos Humanos y tuve muchas reuniones con ellos para orientarme en estos temas tan dolorosos. En esos años yo estaba totalmente al tanto e informado de lo que ocurría acá.
–¿Qué proyectos le resultan atractivos?
–Me interesa realizar algo completamente diferente de lo que hice anteriormente. Me resultan interesantes los proyectos sobre temas políticos, pero conseguir el financiamiento es muy difícil. Por ejemplo, escribí un guión para una película sobre Vietnam y otro sobre la guerra en Sri Lanka, pero nunca conseguí el dinero para realizarlos. Con Imagining Argentina estoy dando vueltas desde hace doce años y recién ahora conseguí el dinero.
–¿Cuál es su próximo trabajo?
–Es una obra de teatro sobre Carl Jung y los comienzos del psicoanálisis. Va a protagonizarla Ralph Fiennes, que viene de hacerla en el National Theater, en Londres.
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