Por A.B.

“Con esta filmación, mis emociones transcurren como en una montaña rusa, pero si yo representase este papel durante tres años seguidos, igualmente no podría captar todo el sufrimiento. Las Madres están luchando desde hace 26 años”, confiesa Antonio Banderas a Página/12. “Mi propósito con esta película y el de la producción es dar a conocer estos hechos al mundo”, afirma. “La historia es la Argentina, pero al mismo tiempo es universal. Actualmente, muchos gobiernos en el mundo tratan de tener este tipo de control sobres sus habitantes. En los Estados Unidos, después de los atentados del 11 de septiembre y usando la excusa del terrorismo, limitan las libertades por las que la gente luchó tantos años. Los hechos ocurridos durante la dictadura argentina no están congelados en el tiempo, siguen teniendo resonancia hoy. No podemos caer otra vez en la trampa del macartismo, y esto incluye a Europa, Japón y todos las países ‘civilizados’...”
Para Banderas, “el primer mundo debe repensar sus prioridades. Leí un artículo en The Economist que me resultó asombroso: mencionaba que tres personas en el mundo son los dueños de más de 43 países y 22 personas son dueñas de la mitad de la riqueza en el mundo. La desigualdad en la división de la riqueza es un tema que tenemos que luchar para cambiar. En la Argentina, por ejemplo, después del genocidio vinieron los ladrones y corruptos. Y, ¿cómo cambiar las cosas si no existe una posibilidad de revolución? Hacerla significaría derramar sangre y la gente no está dispuesta a regresar a los viejos tiempos. El impulso del pueblo lo lleva a buscar formas de protesta cada vez más fuertes, pero al mismo tiempo persiste el temor de una nueva dictadura. En países como en la India, donde mi esposa –Melanie Griffith– acaba de estar, la pobreza está institucionalizada. La Argentina no es un país así, tiene una fuerte vida cultural”.
Emma Thompson se suma a la charla y Banderas continúa entusiasmado hablando sobre la situación política: “La Argentina cuenta con increíbles recursos naturales; el problema aquí es más funcional, no es como en la India, donde la gente asume su condición de pobre”. Y Thompson agrega: “Los cambios que se produjeron en la Argentina en los últimos años fueron muy traumáticos”. A lo que Banderas acota: “Cuando filmé Evita, en 1996, me pareció que la Argentina tenía más perspectivas como nación, había trabajo, pero evidentemente era una imagen falsa”. Cuando se les pregunta si intelectuales como Noam Chomsky son mal vistos en los Estados Unidos y si hay una resistencia contra la globalización, la actriz inglesa responde emocionada: “No, hay poca resistencia”. Y exclama: “Amo a Noam Chomsky. Recientemente leí un libro que se refiere al rol de los intelectuales y cita a Chomsky como el principal entre los pensadores consecuentes, que denuncian la locura que tiene lugar en el mundo. Ahora, los Estados Unidos están asumiendo en la lucha contra el terrorismo el rol de los salvadores del mundo, flameando su bandera como en la película Día de la Independencia. Pero cualquier persona que critique el establishment y las políticas norteamericanas es considerado talibán”, señala.
Antes de ir a almorzar, Banderas se detiene y le hace un comentario a la cronista sobre La tumba sin paz, el video editado por Página/12 sobre la profanación del cadáver de Eva Perón: “Me encantó. Me dijeron que se agotó rápidamente, pero la producción finalmente me consiguió uno”.