Mar 20.08.2002

ESPECTáCULOS  › ENTREVISTA A GAEL GARCIA BERNAL, EL ACTOR LATINOAMERICANO DEL MOMENTO

“Yo quería ser actor para no hacer nada”

El joven mexicano, tentado por Hollywood y por el teatro inglés, habla de la película “El crimen del padre Amaro”, en la que se pone en la piel de un cura acosado por tentaciones sexuales, y adelanta detalles de “Diarios de motocicleta”, el film que da cuenta del viaje iniciático del Che.

Por Elsa Fernández-Santos
Desde Madrid

Existe algo profundamente perturbador en la mirada de Gael García Bernal (Guadalajara, México, 1978). Agustín Díaz Yanes lo dirigió en Sin noticias de Dios y le dio el papel de jefe del infierno. Sus ojos –azules, o verdes, a veces incluso un poco amarillos– le bastan para parecer la mano derecha del mismísimo Lucifer. Ahora, dirigido por Carlos Carrera, esos mismos ojos son los de alguien más celestial, un joven cura atormentado por su fe y por su cuerpo. Angel y demonio conviven con una naturalidad pasmosa en el rostro de este actor, para muchos la promesa más sólida del cine latinoamericano. Gael va y viene entre su casa de Londres, México (donde se compró un departamento en pleno centro del DF), Madrid y Los Angeles. El actor asegura sentirse cómodo en el caos: “Sin el caos, ¿qué sería de México?”. También está sintiendo esta sensación en otro plano: El crimen del padre Amaro, la flamante película que protagoniza, desató una dura polémica en su país.
Una escena erótica interpretada por él (el cura) bajo el manto de la Virgen de Guadalupe o la imagen de una mujer que se saca una hostia de la boca y se la da de comer a un gato son sólo dos detalles. La Iglesia Católica mexicana intentó presionar al gobierno de Vicente Fox (apelando a que ha sido subvencionada con fondos públicos) para que retire el film de las salas. La película, además, fue demandada por varias asociaciones cristianas. El crimen del padre Amaro no sólo relata la lucha de su protagonista por mantener el celibato sino que aborda asuntos como el aborto o las supuestas relaciones de la Iglesia con la guerrilla y el narcotráfico. Durante el pasado fin de semana, la policía custodiaba el acceso a algunos cines, y en la localidad de Morelia la proyección se tuvo que suspender.
La película, estrenada el viernes pasado en 358 salas mexicanas, concursará en la sección oficial del próximo Festival de San Sebastián. El sábado, Los Angeles Times ofrecía un amplio reportaje sobre la reacción desatada en el país vecino. Según el diario californiano, hace un par de meses un grupo de obispos exigió un pase privado del film. Al menos uno de ellos se levantó a mitad de la película y abandonó, furibundo, la proyección. El estreno en México de El crimen del padre Amaro estaba previsto para principios del verano, pero ante la visita del Papa se retrasó. “Era una provocación y no se trataba de eso”, dice Gael García Bernal. “La película no es anticlerical, es sólo una historia de amor. Igual que Amores perros no era una película sobre peleas de perros. Era una historia de amor en un contexto. Aquí el contexto es la Iglesia. Es una película que no juzga a nadie.”
Dirigida por Carlos Carrera, El crimen del padre Amaro está basada en una novela del escritor católico portugués Eça de Queiroz, adaptada por el dramaturgo y guionista mexicano Vicente Leñero. Protagonizada por García Bernal, cuenta en su reparto con Sancho Gracia (el padre Benito), Ana Claudia Talancón (la feligresa de 16 años que despierta los instintos sexuales del joven Amaro) y Damián Alcázar (el padre Natalio, afín a la Teología de la Liberación). “Para mí es un reto interpretar a alguien que no puedes entender. El es un hombre con un profundo miedo a Dios y con un profundo miedo a sí mismo y a su sexualidad. Es la historia de un niño que pierde su inocencia. El cura llega al pueblo y empieza a descubrirse. Se enamora, pero no tiene capacidad ni para amar ni para ser amado.”
Mientras El crimen del padre Amaro empieza su accidentada (y, a todas luces, rentable) carrera comercial, García Bernal se dispone a rodar en Argentina Diarios de motocicleta, la película del brasileño Walter Salles en la que interpretará al Che Guevara cuando era un estudiante deMedicina. El film, que narra el viaje en moto del Che junto a un amigo (interpretado por Rodrigo de la Serna, “Rodrigo es actor y además es sobrino del Che”, asegura sonriente Gael) le insumirá al actor un trabajo duro durante dos meses. En ese lapso, los actores y el director prepararán la película con ensayos diarios y el rodaje se prolongará hasta enero del próximo año. “¡Es que es el Che!”, exclama el actor con una carcajada.
–¿Qué significa eso?
–Que hay que prepararlo bien. Hay que darle su lugar, su espacio y su tiempo. O se hace bien o mejor no se hace. Hasta ahora nadie lo ha hecho así, nunca. Al Che casi siempre lo han interpretado en inglés, y siempre muy politizado. Este será un Che muy niño, muy ridículo, como somos nosotros. Un Che diferente.
García Bernal fue desde el primer momento el rostro elegido para interpretar al joven Che. El actor es conocido en EE.UU. desde su trabajo en Amores perros y se le considera una promesa segura. Producida por el actor y director Robert Redford, Diarios de motocicleta relata el viaje en moto que en 1952 realizó el Che junto a su amigo Alberto Granado. El film será una especie de road-movie, el relato de un viaje iniciático por “una geografía física y humana que no es propia, sino de toda Latinoamérica”, señaló Walter Salles. El Che y su amigo se subieron a “La poderosa”, nombre de la motocicleta que nunca los abandonó, y recorrieron así gran parte de Latinoamérica: Argentina, Perú, Chile, Bolivia, Venezuela... Un viaje que arranca en Argentina con un estudiante de medicina con ganas de divertirse y termina en Venezuela con un hombre dispuesto a cambiar el mundo. La idea original es del propio Redford. El actor y fundador del Festival de Sundance eligió a Salles, que le puso una única condición. Debía ser un film rodado en español, con un equipo técnico y artístico latinoamericano.
“Mi familia –subraya García Bernal– es de izquierda, y en América latina se nace con una noción bastante fuerte de lo que fue su lucha y su vida. Es un personaje muy moderno, muy vivo, y muy consecuente ante sí mismo, él reconoció sus errores, que de cara a la historia fueron muchos.”
Según el actor mexicano, “la película narra un episodio concreto. Es la historia de él y de su amigo viajando en motocicleta con la única intención de coger y coger. Y así va tomando conciencia. Como nos pasa a todos. Cuando él salió de su burbuja en Argentina, era un burgués con mucha visión política pero no dejaba de ser un burgués más”.
Desde Venezuela (última parada del rodaje de Diarios de motocicleta), el actor volverá a Londres para preparar una obra de teatro en el West End. “Estoy un poco cansado del cine. Te hace sentir inútil, que exprimes tu naturaleza sin sentido. Tu cuerpo y tu mente son una fuente de vida y eso se agota. No quiero recargar energía o esas cosas que se dicen. No, sólo quiero perderme un rato, viajar un año. Perderme”, asegura.
–¿El teatro le sirve para eso?
–Sí, es una buena manera de hacerlo. La cultura teatral es una forma de vida que me gusta mucho. Mis padres se dedican al teatro y hacer teatro es una manera de recuperar todo aquello. La vida de una compañía de teatro me atrae mucho. Me gustan los horarios del teatro, que son como de oficinista, puedes ver a tu mujer, a tu novia, a tu amante, a tus hijos si los tienes. Llevar una vida normal. El otro día jugaba con unos amigos actores a qué nos gustaría tener, y uno decía: “Me gustaría tener vecinos y una liga de fútbol”. No es que quiera una vida convencional pero sí cierta tranquilidad. No sé. Vivir en una casa, tener familia, cosas de esas que a veces se echan de menos. Actuar te ofrece un tipo de vida muy ambigua, muy sacrificada. ¡Yo quería ser actor para no hacer nada!.
–Su nombre circula en grandes proyectos del cine estadounidense, pero también en lo que podría ser la próxima película de Almodóvar. ¿Qué hay de cierto?
–No sé, nunca se sabe. Sólo espero que no se crucen proyectos importantes. Pero ya veremos...
La sonrisa vuelve a su cara y sus colmillos asoman entre los labios. ¿Angel o demonio? Su capacidad para parecer muy triste es la misma que para parecer muy alegre. Se pone serio y luego se ríe como un loco. Es tímido pero bromea, siempre bromea, durmió poco pero quiere llevar a su agente de Los Angeles (que lo acompaña en su visita a Madrid) a un buen restaurante. “Uno que le guste mucho”, dice. Desde Amores perros, Hollywood puso el dedo sobre la foto de este joven mexicano que habla cuatro idiomas, al que le gusta Madrid, y salir, y los amigos, pero que se pone serio otra vez cuando se acuerda de su madre y de sus hermanos, Darío y Tamara: “Lo peor es no ver a mis hermanitos pequeños, a quienes quiero mucho. Creo que es lo peor de todo”.

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