Mar 20.08.2002

ESPECTáCULOS  › ENTREVISTA A LAS ACTRICES ESPAÑOLAS ROCIO SOLIS Y ROSA CASADO

El enemigo no son los africanos

Las fundadoras del grupo Nomad Teatro, de Málaga, presentan desde hoy en la Argentina “Las sin tierra 1.00: 7 intentos de cruzar el Estrecho”, una performance sobre la migración de africanos a España.

› Por Hilda Cabrera

El ingreso de inmigrantes africanos a España, llegados a bordo de pateras, nombre que recibe un tipo de embarcación pequeña de pescadores, es el gran disparador de la performance Las sin tierra 1.00: 7 intentos de cruzar el Estrecho, que presentan en Buenos Aires y La Plata las artistas españolas Rocío Solís y Rosa Casado, fundadoras del Nomad Teatro de Málaga. Esta obra –que en el plano local recibe el apoyo de Armar (Artes Escénicas Contemporáneas) y de la Sala 420 de La Plata– intenta una reflexión sobre los actuales desplazamientos de grupos de pobladores en busca de mejores condiciones de vida, los riesgos que asumen quienes emigran y el impacto que este fenómeno produce en las comunidades receptoras: “Nuestro trabajo consiste en realizar acciones dramáticas para ayudarnos a imaginar nuevas formas de pensar las migraciones, sus causas y efectos”, anticipan en diálogo con Página/12 la actriz y coreógrafa Casado (formada en la Universidad Autónoma de Madrid y con estudios en academias e institutos de otras ciudades europeas) y la actriz y directora Solís (nacida en la ciudad de Ceuta, en la costa norte de Africa, egresada de la carrera de Arte Dramático y Estudios Escénicos de la Universidad de Granada y formada por prestigiosos maestros, como Kanichi Hanayagy, Thomas Lebhart y Eugenio Barba).
Establecidas en Málaga, las artistas finalizaron Las sin tierra... en setiembre de 2001, luego de una tarea de investigación coordinada y dirigida por la pedagoga galesa Jill Greenhalgh, fundadora de una red internacional que reúne a mujeres dedicadas a las artes escénicas (The Magdalena Project). A ellas se unieron, conformando un nuevo equipo, el galés Mike Brookes (a cargo del espacio escénico) y Luis Fernández, de origen canario, responsable del sonido. La música pertenece a Rodrigo Ledoy y Samuel Pagliarini. En esta primera visita, las funciones serán en El Ombligo de la Luna (Anchorena 364, tel. 4867-6578) hoy, el lunes 26 y el martes 27, a las 20.30; y en la ciudad de La Plata, en el Coliseo Podestá (el jueves 22) y en la Sala 420 (el viernes 23 y el sábado 24).
Si bien el tema de fondo es la emigración forzada en su sentido más amplio, las actrices pusieron la mira en la del norte de Africa y en la zona específica del estrecho de Gibraltar: “En los catorce kilómetros que separan la costa española de la africana”, puntualizan. En este abordaje, un punto clave es la identidad de los emigrados, “a los que se niega individualidad al considerarlos un número”, y otro, también importante, el referido al control de fronteras. Solís y Casado ponen el acento en el sufrimiento de los inmigrantes vía patera y en el accionar de los mafiosos que controlan ese tráfico. “Les cobran, los llevan hacinados y hasta los tiran al mar. Los cadáveres aparecen a diario en las playas del norte de Africa. Poco antes de que llegáramos aquí se encontraron cerca de trescientos cadáveres, y entre ellos los de dos embarazadas. Las mujeres encintas se están atreviendo, porque piensan que si tienen el hijo en territorio español no las van a deportar.”
–¿Cómo transforman esa dura realidad en trabajo artístico?
Solís: –Iniciamos la investigación artística después de reunir los datos reales. Le expusimos nuestra idea a Jill (Greenhalgh), tratando de hallar un lenguaje nuevo con el aporte de creadores de otras disciplinas. El resultado ha sido una especie de instalación de acciones dramáticas.
Casado: –Las propuestas eran diferentes, pero terminamos encontrando un equilibrio. Nuestra idea es mostrar el alto nivel de tensión que se vive en el estrecho y, al mismo tiempo, recuperar el lenguaje artístico como herramienta de reflexión sobre lo social. Aclaramos que en ningún momento hemos pretendido dar respuestas a este problema. Tampoco las tenemos. No queremos dogmatizar sino aclarar nuestras dudas. Intentamos huir de los tópicos que dicen que el inmigrante daña al país y quita trabajo. Los inmigrantes no son todos buenos ni todosmalos, ni nosotros somos culpables de esta situación, pero queremos alertar sobre la campaña que se está haciendo en los medios audiovisuales, que convierte al inmigrante en criminal.
Solís: –Por algunas estadísticas sabemos que el 59 por ciento de la población relaciona la delincuencia con la inmigración. Eso está en el imaginario de la gente, aunque los datos sobre criminalidad prueben lo contrario. En realidad, España es uno de los países de la Unión Europea que tiene menos inmigrantes. Es cierto que muchos entran por España, pero su destino es Francia, Alemania, Italia o Inglaterra. Además, acceden a trabajos que la población española está rechazando. Tomamos el tema de los que llegan de Africa porque convivimos con este problema, que es muy grave. Málaga es una de las ciudades de recepción de africanos introducidos por grupos mafiosos. A los que sobreviven los llevan a trabajar a Almería, donde se han instalado grandes invernaderos destinados a la agricultura tropical. Los trabajadores soportan temperaturas muy altas, de cuarenta grados y más. En esa zona han surgido brotes de intolerancia y violencia muy fuertes.
Casado: –Los españoles influenciados por los medios de comunicación ven en cada inmigrante un invasor. Sin embargo, en un plano personal tienen otro concepto.
–¿Qué recepción tuvo Las sin tierra... en España?
Solís: –La “salida” es complicada en los circuitos comerciales, pero no en los foros intelectuales, en congresos y universidades.
Casado: –En esos lugares organizamos foros de discusión. Muchos se identifican con la obra. En España, casi todos tienen alguna historia familiar de emigrados. Las dos escribimos textos para el espectáculo. Hablo de los europeos que desde fines del siglo XIX hasta mediados del XX emigraron con la esperanza de encontrar una manera digna de vivir, como los que llegaron a la Argentina.
Solís: –Africa es un continente desconocido para el resto del mundo, pero el mundo no es desconocido, en absoluto, para los africanos que emigran. Ellos han recibido a través de los medios imágenes de un bienestar que desean alcanzar. Lo convierten en destino y comprueban que es inalcanzable recién cuando están en Europa.
–¿Recogieron personalmente testimonios de emigrados?
Solís: –Sí, a nivel calle y a través de los contactos que tenemos con las Organizaciones No Gubernamentales. Personalmente, integro la junta directiva de una ONG en Málaga. Es un movimiento por la paz, la liberación y el desarme.
Casado: –En Las sin tierra... hemos querido dignificar y hacer presente a los desaparecidos en el estrecho. En Tarifa hay una fosa común para ellos. A cada uno le corresponde un número. Nos parece importante “humanizar” esos números y destacar los riesgos que debieron afrontar. En los países receptores se piensa que el inmigrante no tiene nada que perder. No se lo ve como un ser con familia, historia y cultura. Por eso confeccionamos una ficha por cada desaparecido: cómo lo encontraron, cuándo, dónde.
–¿Fundaron el Nomad Teatro a raíz de esta obra?
Casado: –El Nomad y esta obra nacieron juntos. Es el primer espectáculo que presento con Rocío. Mis trabajos anteriores eran más poéticos. En este momento necesito otro compromiso. También yo integro una entidad cultural que se dedica a temas sociales.

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