Mar 03.09.2002

ESPECTáCULOS

“En mi país existen muchas facilidades para la cultura”

El actor y cantante cubano Tito Junco, que está presentando tres espectáculos en Buenos Aires, explica por qué en la isla se siente tan cómodo haciendo a Shakespeare como trabajando en telenovelas.

› Por Cecilia Hopkins

La biografía artística del cubano Tito Junco es sorprendente. A sus 58 años, este habanero ha incursionado –tanto en su país como en Europa y Latinoamérica– en la dramaturgia, la actuación en teatro y televisión, el canto popular y lírico. Lleva publicados, además, varios libros de cuentos y poesías. En ésta su segunda visita al país (hace diez años había formado parte del elenco de Tirano Banderas, que con dirección de Lluìs Pasqual hizo temporada en el Teatro Cervantes), Junco viene presentando en El Ombligo de la Luna (Anchorena 364) tres unipersonales de su autoría: Juan Latino (sábados a las 20), Un cuentero en La Habana (sábados a las 24 y domingo a las 20.30) y Papo Bembé (domingo a las 14.30), este último dedicado al público infantil, además de participar, como cantante invitado, de los recitales que el Septeto Matamoros ofrece en La Trastienda.
Nacido en un barrio marginal de La Habana, Junco habla de los comienzos de su carrera, en una entrevista con Página/12: “Mi padre era cocinero y mi madre, ama de casa, vivíamos en un solar, que es lo que aquí llaman conventillo, pero los dos siempre fueron, sin ser instruidos, personas cultas y delicadas, con un sentido muy ético de la vida: a ellos les debo lo que soy hoy”. Desde muy chico Junco comenzó a escribir poesía y a tomarle el gusto a la actuación, al tiempo que abrigaba la ilusión de convertirse en un gran cantante, a pesar de su tartamudez. Este hecho le impidió terminar la Escuela Nacional de Arte –debió abandonar un año antes de recibirse a causa de la presión de los docentes que no creyeron en su tenacidad– pero no se dio por vencido.
“Luego de que me botaran de la Escuela me fui a la sierra de Escambray”, cuenta Junco, para unirse a los 9000 jóvenes que por entonces asistían a la Escuela de Maestros Primarios, institución en la que fundó y dirigió diversos grupos de teatro y danza. Ya de vuelta a su ciudad, luego de tres años, Junco se incorporó al Teatro Juvenil de La Habana para trabajar como actor profesional. Para entonces ya había aprendido a dominar su tartamudez. Incluso, tiempo después fue admitido como cantante en la Opera Nacional de Cuba: “Siempre pensé que hay una reacción a cada golpe que uno recibe y yo siempre tuve una gran voluntad de recuperación”, afirma.
–¿Qué oportunidades de trabajo encuentra un artista en Cuba?
–Allí existen muchas oportunidades, siempre que esto no signifique tener fama rápidamente, carro, casa y todo lo que en términos comunes se piensa que consigue un artista. Porque eso, de diez lo consiguen solamente dos, ya sea en Cuba como en cualquier parte. Pero las oportunidades están. En mi país existen muchas facilidades para la cultura, desde los mismos comienzos de la Revolución. Todos los artistas cubanos conocidos mundialmente en la danza, el teatro o la música han sido producto de esas oportunidades. Alicia Alonso, la gran bailarina, creó su escuela a principios de la Revolución, y de allí han salido grandes bailarines, aunque algunos se hayan ido a vivir fuera de Cuba.
–¿Los artistas tienen, además, otros trabajos?
–Siempre viví del teatro: hay salarios fijos para los artistas que integran compañías pero también hay actores que prefieren ser independientes y conseguir contratos en la televisión o el cine. Se puede vivir de la profesión, pero hay que trabajar mucho. Entre nosotros es común que un actor haga teatro y televisión al mismo tiempo. Yo mismo he hecho Macbeth, de Shakespeare, dirigido por la francesa Claudine Hunalt y, al mismo tiempo, un programa para niños en televisión. También trabajé en telenovelas. Es cierto que, aunque siempre se ha buscado que la televisión sea un vehículo educativo, ha habido actores que no han querido hacer televisión. Pero la vida obliga. Y no porque gane más: a veces, si un actor es conocido por su trabajo puede que consiga una libra de la mejorcarne de puerco...(risas).
–¿El teatro es un arte masivo en Cuba?
–No como en otros países, como sucede en España o Francia. También hay que considerar problemas prácticos de la vida cotidiana en Cuba, como la falta de transporte para salir de noche. Una batalla que estoy llevando a cabo desde mi cargo como vicepresidente de la Asociación de Artes Escénicas es conseguir que la televisión vaya a los teatros para grabar las obras, para que el pueblo conozca sus compañías de teatro.

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