Mar 03.09.2002

ESPECTáCULOS

Un cineclub manejado por alumnos del secundario

El realizador brasileño Walter Salles, que está aquí preparando el rodaje de su film sobre el Che Guevara, asistió a la función inaugural de La Butaca, un cineclub organizado por alumnos de colegios porteños.

› Por Oscar Ranzani

Durante dos meses, todos los miércoles por la tarde, un grupo de catorce estudiantes secundarios se reunió, quitándole horas al descanso para una actividad extraescolar pero, a la vez, pedagógica. El jueves por la tarde, aquel esfuerzo cobró sentido: en el Hoyts Abasto se inauguró el primer cineclub argentino gestionado por y para alumnos de escuelas medias públicas. En este caso, escuelas dependientes del gobierno de la ciudad, con orientación en Comunicación. Hasta allí se acercaron unos 300 compañeros de los pioneros para asistir a la primera función que le dio vida al cineclub La Butaca. El largo elegido fue Detrás del sol, la nueva película del brasileño Walter Salles (director de Estación Central) que se estrenará próximamente en las salas comerciales de Buenos Aires. La inauguración superó las expectativas de los organizadores, que no sólo lograron un preestreno sino que propiciaron una sorpresa: Salles accedió a presentar su film, aprovechando su paso por Buenos Aires (está preparando su nueva película, Los diarios de la motocicleta, basada en los diarios de viaje de Ernesto Che Guevara).
La Butaca nació como consecuencia de la repercusión que tuvo un programa de la Secretaría de Educación de la Ciudad. En junio, el organismo organizó la “Semana de cine europeo para jóvenes”. Los asistentes se quedaron con las ganas de ver más cine. Entonces, los funcionarios pidieron a los docentes de las escuelas Julio Cortázar, María Claudia Falcone, Tomás Espora, Rumania y EMEM Nº 3 (todas con orientación en Comunicación Social) que propusieran a sus alumnos participar de un proyecto autogestionado. En total, catorce jóvenes de cuarto y quinto año aceptaron la convocatoria y oficiaron de representantes de cada colegio.
Una vez aceptada la propuesta, los adolescentes se repartieron las tareas y se dividieron en tres comisiones: organización, prensa y programa. Los encargados de la organización armaron las credenciales para sus compañeros, carteles para publicitar el evento en sus escuelas y diseñaron el logotipo que identifica a La Butaca. Los de prensa escribieron gacetillas que difundieron en los medios grandes, revistas y FM barriales. Los encargados del programa investigaron sobre el director, el contexto histórico de Brasil (ya que el film se ubica en 1910), escribieron una sinopsis de Detrás del sol y un editorial que explica el objetivo del cineclub. Todos estos datos los volcaron en un folleto que repartieron ellos mismos a cada espectador.
La Secretaría de Educación se encargó de proveerles el listado de películas disponibles (en base a las negociaciones con las distribuidoras) y de las tratativas con el Hoyts Abasto para la proyección. El resto corrió todo por cuenta de los integrantes de La Butaca, que piensan reunirse los últimos jueves de cada mes con los estudiantes de los cinco colegios. “Es algo que me gusta especialmente porque no es cine yanqui de Hollywood, que ya lo conocemos, sino que podemos ver algo distinto, aprender otras culturas y otras formas de vida. Espero que sirva para que tengan más protagonismo los estudiantes secundarios y que se les pueda inculcar a los adolescentes otro tipo de cine”, comentó Leandro Vila de 17 años de la escuela Rumania, miembro fundador de La Butaca. En tanto, Emiliano Toledo, de la misma edad y alumno del Tomás Espora, considera que “lo bueno de esta actividad esque estamos muy conectados con organizar, buscar información e investigar”.
Antes de la función debut, los miembros de La Butaca comentaron la génesis del proyecto y presentaron a Salles. “Perdón por el portuñol, pero estoy aquí con mucho placer. Yo empecé a ver films en los cineclubes de varios países, ya que cuando era chico viajaba mucho porque mi padre era diplomático”, señaló el director. Después trazó un panorama sobre el desmantelamiento de la industria cinematográfica durante el gobierno de Fernando Collor de Mello. “Hizo una vendetta contra el sector cultural de mi país y acabó con el cine brasileño. De las 5 mil salas que había en Brasil, sólo quedaron 700”, remarcó. Una vez finalizado el film, se abrió el debate y durante media hora los jóvenes expusieron sus miradas, coordinados por Ricardo Manetti, profesor de Imagen y Sonido de la UBA y de la Universidad del Cine de Manuel Antín.

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