Desde el punto de vista financiero, Hollywood concluyó la temporada veraniega de cine como la más exitosa de todos los tiempos. My Big Fat Greek Wedding, una comedia independiente cuyo estreno había pasado inadvertido, se convirtió en la sorpresa del año. Los estudios hollywoodenses recaudaron desde el 27 de mayo (con la festividad del Día de los Caídos) hasta el 2 de setiembre (con la del Día del Trabajo) un total de 3.150 millones de dólares, cifra que supera el record del año pasado de 3.060 millones de dólares. Sin embargo, la razón principal de este aumento reside en que el precio de una entrada de cine se ha encarecido. Según las primeras estimaciones, la cifra de espectadores se encuentra ligeramente por debajo de la marca del año pasado, de 542 millones. El record de espectadores durante un verano data de 1999, cuando 589 millones de personas acudieron al cine durante esos meses. El fin de semana pasado, largo por la festividad del Día del Trabajo, se mantuvo en el primer lugar de la lista de recaudación el thriller de ciencia ficción Señales (Signs), con Mel Gibson. En tanto My Big Fat Greek Wedding, la primera película para la gran pantalla de Joel Zwick (Nueva York, 1942), un director que sólo había rodado series de televisión, se situó en el segundo lugar de la diez películas más vistas. La película de acción XXX, con Vin Diesel, se ubicó tercera. El verano estadounidense contó con el estreno de más de una secuela, entre ellas Spy Kids 2: Island of Lost Dreams, de Robert Rodríguez y protagonizada por Antonio Banderas. Esta película de aventuras para todo público se colocó en el cuarto puesto de los largometrajes más vistos del pasado fin de semana.