“Es un excelente contador de historias, las narra de una manera que se aleja de la convención. Tiene un estilo muy personal, muy duro, cuya mirada se introduce en las películas. Posee la virtud de ser violento y divertido a la vez”, puntualiza Steven Spielberg. “Tiene un estilo que afecta a los espectadores, los moviliza”, acota Robert De Niro. “Es un director que va directo a la realidad. Tiene una forma de trabajar que motiva permanentemente a los actores y les da libertad”, señala Joe Pesci. Las palabras de las tres estrellas de Hollywood abordan sólo una parte de los méritos del realizador Martin Scorsese, pero justifican la importancia del especial que la señal Film & Arts le dedica al director de Taxi Driver, Cabo de miedo, El rey de la comedia y Toro salvaje, entre otros films. El documental, que se exhibirá esta noche a las 21, recorre buena parte de la filmografía de Scorsese, a partir de una entrevista realizada en pleno rodaje de Buenos muchachos.
Dueño de una capacidad asombrosa para reflejar desde una visión feroz la caótica vida en las grandes urbes –al punto de incomodar a los espectadores en muchas de sus películas–, a Scorsese no le desagrada ser considerado uno de los directores más brutales de Hollywood. Desde la recordada Calles peligrosas (1973), película que operó como su carta de presentación en la industria, hasta la más reciente Vidas al límite (1999), pasando por Taxi Driver (1976) y Toro salvaje (1980), el director nunca dejó de transitar por un cine esencialmente visceral, plagado de personajes que luchan contra sus propias obsesiones y las convenciones que impone la vida social.
“Yo aprendo de lo que veo en las calles”, cuenta Scorsese en el documental. “Es lo que vi cuando vivía permanentemente allí. Siempre me dije que deseaba filmar la realidad tal cual yo la conocía. Y cuando tuve la oportunidad de hacerlo, sólo tuve que impregnar la realidad en la cinta.” Con esa convicción, Scorsese comenzó a realizar películas sobre una ciudad en la que construiría buena parte de su filmografía: Nueva York. “En la Universidad escuché a un profesor que hablaba con mucha energía sobre la historia del cine. Yo estaba como poseído escuchándolo. El me indujo a filmar. Me dijo: ‘Si estás loco, filmá una película’. Así me inspiró”, confiesa.
Pese a que es considerado por muchos críticos como uno de los directores actuales más creativos de Hollywood, Scorsese aclara en la entrevista que el halago no lo satisface. “Mis películas no tratan necesariamente las mismas temáticas que los demás films. Soy un realizador que no provengo ni formo parte del sistema de Hollywood. Por eso, cuando hago una película, la realizo esencialmente para que sea diferente del canon impuesto por la industria”, señala. El director preferido de Robert De Niro (hicieron ocho películas juntos) también rechaza el argumento de que su cine está pensado en función del interés del público. “La gente va al cine por los actores, el tema, los efectos especiales... Por muchas cosas, que son imposibles de prever. El realizador no debe dejarse llevar por la paranoia o el miedo al fracaso. Es peligroso involucrarse con un proyecto intentando mirar a través de la mente de los demás”, opina.
En este sentido, por la polémica La última tentación de Cristo (1988) -que agitó masivas protestas de la Iglesia Católica y aún hoy continúa prohibida en la Argentina, donde sin embargo se consigue en video–, el director fue blanco de infinidad de críticas. De eso, Scorsese se defiende así: “Todo el mundo cree que sólo quiero hacer dinero. Naturalmente, las películas son para hacer dinero. Con La última... me criticaron que quería aprovechar el tema para ganar dinero. Pero ése no fue el caso. Jamás esperé hacer dinero con la película. Se trata simplemente de un film que muestra mi visión sobre la realidad”.