ESPECTáCULOS
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El swing de un genio
Por Hernán Gaffet *
Podemos decirlo con más o menos diplomacia. Yo prefiero decirlo así: muchas de las que hoy son calificadas como “primeras figuras de la música popular” no hubieran durado cinco minutos sobre un escenario en los tiempos en que Alemán movía multitudes. Descubrir a Oscar Alemán fue una experiencia extraordinaria y no pude menos que indignarme al tomar conciencia de que hoy, su música, es música de culto, léase de minorías. Esto ocurre mientras mucho ruido barato impuesto por la prepotencia del mercado malforma los oídos más jóvenes. Luego de haber movido multitudes a lo largo de dos décadas, que hoy sea “sólo para entendidos”, me pareció por lo menos injusto. Una injusticia más en la larga lista de olvidados del espectáculo argentino.
Aun en contextos orquestales que hoy pueden sonar apolillados, sus solos siguen oyéndose tan asombrosos, frescos y divertidos como siempre. Es verdad que quienes lo vieron actuar o escucharon atentamente su música, lo tienen muy presente. Pero, ¿por qué no recordar los buenos viejos tiempos? ¿Por qué no compartir tanta belleza y alegría con las nuevas generaciones? ¿Por qué no descubrir su vida y asombrarnos con su inquebrantable voluntad de enfrentar un trágico destino familiar? Pasó a la historia como el gran jazzman argentino. Alemán es a nuestro jazz lo que Gardel a nuestro tango, su figura emblemática. Pero sus capacidades artísticas van más allá y en eso sí, el disco es insuficiente. Sólo el cine (imagen, testimonio, documento y mucha música, claro está) puede dar una idea de lo que era verlo en escena, del porqué podía reunir 30.000 personas en un baile de carnaval, y que luego esa misma gente dejara de bailar para verlo tocar la guitarra.
En el jazz, improvisar es componer mientras se toca. Siendo así, Alemán es uno de los mayores compositores de nuestra música popular. Un verdadero showman no limita su actuación a la ejecución musical, el canto, la danza o la actuación. Hace todo eso. Alemán lo hacía y todo al mismo tiempo. Luego de los acontecimientos de diciembre de 2001, la Argentina no es la misma. Hoy existe la conciencia de que el país deberá refundarse no sólo desde lo político y económico. El proyecto de una nueva Nación debe proyectarse también desde aquello que hunde raíces en nuestra identidad cultural. El reconocimiento de nuestros artistas, aquellos que escribieron la historia de nuestra cultura popular, es parte fundamental de este desafío. Por todo ello, creí un acto de justicia posar la mirada sobre su persona. Fui todo lo exhaustivo que se puede en 104 minutos de película y ojalá sólo sea la primera aproximación a su figura.
Seguramente, luego de ver la película, van a querer a Oscar Alemán tanto como yo lo quiero hoy. Puedo asegurar que conociéndolo mejor, su música puede curar heridas.
* Director de Oscar Alemán - Vida con swing,
que obtuvo recientemente el Premio al Mejor Documental en el Festival de Cine
Latinoamericano de Trieste, Italia, y en estos días se presenta en el Festival de Cine de La Habana, Cuba. Se prevé su estreno en Buenos Aires para el mes de marzo de 2003.
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