“José Luis Gozalo, su manager, me recibió en una oficina lujosa, a espaldas de un cuadro gigantesco del Potro. (...) Jorge Moreno (responsable del arte de algunos de los discos de Rodrigo y el único que salió despedido de la camioneta y sobrevivió para contarlo) me recibió sin un centavo, con la espalda de cicatrices, y con la memoria todavía difusa. Alejandra Romero me recibió en su dormitorio. Desde que la desalojaron de la casa que compartía con Rodrigo vive en la casa de su madre, en Avellaneda. Alfredo Pesquera, acusado de matarlo, me recibió en el bar El Graduado de avenida Callao cabeceando para ambos lados como si en cualquier momento vinieran a fusilarlo. Beatriz Olave me recibió en una pizzería del Once (...) En lugar de Patricia Pacheco, madre de Ramiro, el único hijo de Rodrigo, me recibió su hermano Marcelo y me propuso un negocio: él me habilitaba a su hermana, me acercaba un puñado de secretos, y a cambio retenía parte de las ganancias del libro (...). Los representantes tropicales me recibieron en sus oficinas de la zona de Tribunales: conocí oficinas destartaladas y oficinas con aire acondicionado y secretarias. En su mayoría, me hablaron de lo mismo: Rodrigo fue un fenómeno irrepetible.”
Fragmento del prólogo del libro