Hace un año, poco antes de que el actual director del Colón, Gabriel Senanes, asumiera el cargo, una serie de actuaciones de músicos populares en esa sala abonaron una vieja polémica. El Colón no era para eso, decían algunos. Los grandes músicos populares merecen tocar allí, decían los otros. El centro de la discusión, sin embargo, fue abordado por el propio secretario de Cultura, Jorge Telerman, quien se encargó de aclarar que para esa repartición Luis Alberto Spinetta no era lo mismo que Soledad o que el engendro producido por la superposición de Memphis y una orquesta sinfónica. La actuación de Gismonti, en un concierto como solista de piano, “no podría ser más pertinente”, define ahora Senanes. “Por su refinamiento, por la excelencia y por el respeto hacia la tradición musical de su país, un músico como él no provoca ninguna ruptura con la sala. Y además, resulta fundamental que esta actuación no se plantee como un negocio sino que, a través de precios accesibles, sea algo abierto a toda la comunidad.” Efectivamente, las entradas más baratas están a $ 2 y hay unas mil quinientas por debajo de la línea de los $ 15. Las más caras, por su parte, valen $ 30.