“Alejandra y yo somos los que decidimos qué obras se presentan en Andamio. No tenemos en cuenta el género o el estilo sino su contenido social. En este momento estoy muy ocupado con la escuela y el trabajo de los alumnos. No se puede pensar en que vamos a sacar dinero de la boletería. Algunas obras van bien y otras no tanto –observa el director Alejandro Samek–. Los subsidios para esta sala, que posee categoría A por su equipamiento (como el Payró, el Teatro del Pueblo y el Teatro del Sur), están entre 1500 y 1800 pesos mensuales. De ese dinero, cerca de 900 los destinamos al pago de la luz. La Sala cuenta con aire acondicionado y consolas y otros equipos de última generación. Cuando algo nos falta, lo pedimos prestado.” Samek aclara que Proteatro, entidad creada para fomentar la actividad teatral porteña, les otorgó exenciones municipales, pero que los subsidios llegan con mucho atraso. “Los gobernantes no ven la cultura como otro producto de la canasta familiar sino como la frutilla que adorna la torta”, dice este director que acaba de recibir nuevos premios en Estados Unidos y Costa Rica por su montaje de Volvió una noche, obra de Eduardo Rovner (también distinguido) que Samek presentará en la temporada 2004 en Buenos Aires, protagonizada por Daniel Marcove y Norma Pons.