Con la guitarra siempre al hombro, Belloso supera bien la prueba del cantante: en sus canciones conviven raras teorías sobre el incendio de Roma (Nerón era miope) y la utilización y sutilezas de la vista (La función del ojo), además de un desfile de estilos vocales en la esquizofrénica Heladera Siam, donde va del tono romántico-baboso de lo latino a un súbito brote con los modos del heavy metal más rabioso. Para el final, sin embargo, el actor y cantante reserva una sorpresa: en una especie de bis de show rockero, ofrece como bonus una versión de Cinco magníficos (Sumo) que parece específicamente escrita para sus gestos y maneras de decir. Y, encima, su cabeza calva no hace más que recordar a Luca Prodan.