Ricardo Darín: La verdad es que no tengo idea de las posibilidades que podemos tener. Pero no soy resultadista. Si me guío por la gente que está en Los Angeles conectada con los distribuidores, parece que, contrariamente a lo que se decía, Amélie habría quedado un poco rezagada, se pasó de lobby y que las dos que estaban muy fuertes eran la bosnia y El hijo de la novia. En términos comerciales y profesionales es invalorable el solo hecho de estar nominados. Pero el camino más difícil ya lo hizo: gustarle a la gente. Nuestro país vive un momento especial y si debo escuchar lo que la gente dice por la calle es como que hay una necesidad virulenta de creer que volvemos a hacer algo. El descrédito que estamos sufriendo para con nosotros mismos por la imagen que aparece en el exterior nos está dando un poco de “vergüenza ajena propia”.
Norma Aleandro: Le ha gustado no sólo a la crítica sino también al público, así que tiene muchas chances. La propuesta de Campanella toca un tema serio en profundidad y, a la vez, lo hace en un tono de comedia sin perder por eso la dignidad. Eso se mantuvo durante la filmación y es lo que vemos en la película. Trabajamos en un geriátrico verdadero donde había gente con esa enfermedad, lo cual era triste e impactante. Aunque estaban bien cuidados, se veía claramente cómo el afecto de la gente que los cuidaba ayudaba mucho a los enfermos. En esto estamos de acuerdo todos los argentinos: no hay persona que encuentre por la calle que no me desee suerte. He participado en otras nominaciones y la diferencia con ésta es que se trata de un momento muy especial. Por eso fuimos un grupo enorme a Los Angeles y vamos a poder festejar todos juntos.
Marcelo Piñeyro: Tiene todas las posibilidades porque está entre las cinco nominadas. Vi Amélie, Lagaan y El hijo de la novia y la que más me gustó fue la argentina. Si tuviera que votar elegiría la nuestra. Por otro lado, la película ha dado muchas pruebas que trasciende lo local porque donde se ha exhibido tuvo éxito, como en España, y ahora se está estrenando en Estados Unidos. Y aunque no gane, igual ganó porque estar nominada internacionalmente le garantiza una excelente distribución y recepción.
Luis Brandoni: Puedo dar una opinión muy parcial porque de las películas que están en competencia sólo conozco Amélie. Entre la francesa y El hijo de la novia, creo que gana la argentina. Está muy bien hecha, es muy enternecedora. En algún sentido va a ser un documental de cómo se vivía en estos años en la Argentina. Está muy bien dirigida, con un gran libro, y el tratamiento que hace el autor de la enfermedad es extraordinario, al hacerlo de una manera tan refinada y tan tierna.
Arturo Bonín: Las chances son muchas y lo digo al margen de las ganas que tengo de que gane porque es una película argentina en toda su expresión. El personaje está inmerso en algo que estamos inmersos todos, corriendo de un lado a otro y trata de ser algo entre su vida y su realidad. Es un film que podría identificarlo con cualquier lugar del mundo, pero tiene un perfil absolutamente nuestro.
Héctor Olivera: Tiene grandes posibilidades porque además de su calidad, debe haber llegado afectivamente a los miembros de la Academia, donde prevalece la gente mayor, a la que la historia de Héctor Alterio y Norma Aleandro le debe haber tocado profundamente. Por otro lado, deseo fervientemente que lo gane por toda la plana mayor de la película: autores, director, productores y un elenco que se lo merecen.
Fabián Bielinsky: No sé qué grado de chance tiene. Lo que sí quisiera es que tengamos otro Oscar para nosotros. Pero las especulaciones sobre los elementos que puede llegar a juzgar la Academia nunca responden a lo que uno supone. Hacer predicciones sobre la Academia es absurdo y termina siendo erróneo.
Eliseo Subiela: Me parece que tiene muchas posibilidades. Primero porque es una película extraordinaria y me parece que le puede gustar mucho a lo que uno supone que es el perfil de los votantes de la Academia. Además me parece que puede llegar a ser buen momento político para premiar lo mejor de la Argentina que es su cultura, como fue en su momento La historia oficial. También hay que tener en cuenta que intervienen muchos factores que no tienen que ver con la calidad de la película: tiene que ver con estar en el lugar y en el momento justo. Y esto puede llegar a darse. Me parece una estupenda película comercial y de calidad.
Andrés Di Tella: Las posibilidades que tiene son altas porque se supone que la gran candidata es Amélie pero a mí no me parece muy buena y tal vez así como se infló el globo de Amélie por ahí empieza a perder aire. Yo leí una nota en el Hollywood Reporter que era una ditirambo sobre El hijo de la novia como no recuerdo haber leído en mucho tiempo y ese tipo de indicios no son casuales. A mí me pondría muy contento si ganara. Como dice Campanella, ya estar nominado es una pequeña victoria. Por otro lado, no creo que haya un tipo de “voto lástima” por la situación argentina. Los miembros de la Academia son gente que de política no saben nada y menos de lo que sucede afuera de Estados Unidos.
Graciela Borges: No sé si puede ganar, porque para mí el Oscar siempre fue una incógnita. Deseo con toda el alma que gane porque nos haría un bien enorme –cinematográficamente hablando– a todos. No sé si es mejor Amélie, que tanto suena. La sensación mía es que la francesa es una buena idea. Pero las dos me parecen creativas. Aunque siempre en el Oscar hay unas internas tan curiosas.
Lita Stantic: Es difícil aventurar un resultado. No vi Amélie ni las que están en competencia pero deseo que gane El hijo de la novia. Soy de San Lorenzo pero cuando juega un equipo argentino quiero que gane la Argentina. El cine argentino anda muy bien y muy alto en general y nos merecemos ganar.
Hugo Arana: Es una película muy interesante, sobre todo por el nivel de actuación, y me parece que ésos son valores fuertes para evaluar. Le puede ir bien. Además, también tiene valor de testimonio de una realidad que, de golpe, se hace muy estridente desgraciadamente.
Aída Bortnik: Creo que puede ganar. El hijo de la novia es una excelente película, con un gran guión y con una magnífica dirección que se nota no sólo por Darín o Alterio sino hasta el más pequeño papel. Los temas que abarca la película son universales y están expuestos de una manera que, al mismo tiempo, es conmovedora y llena de humor. No creo que en esta entrega de los premios Oscar haya una película en idioma no inglés mejor que El hijo de la novia. Yo no voto esa categoría (Bortnik es miembro de la Academia) pero la votaría.
David Blaustein: Es imposible saber las posibilidades que tiene la película sin haber visto las otras que están en competencia. Y hay que ver cómo Hollywood premia este año: si premia lo mismo de siempre o lo diferente. A mí me parece que El hijo de la novia está dentro de lo parecido a lo que Hollywood produce en términos de lenguaje cinematográfico. Si se premia lo parecido y si se tiene en cuenta la situación argentina se pueden dar dos elementos favorables a la película. Ojalá sea así. Ganar un Oscar ayuda a colocar el cine argentino en el mundo aunque el cine argentino en el mundo no se coloca solamente ganando un Oscar.
China Zorrilla: Le veo muchas posibilidades y además hay una cosa con los americanos y es que no piensan solamente en la película sino en tenderle una mano al país que la está pasando mal. Las últimas imágenes de Argentina que se vieron en el mundo fueron los saqueos y la crisis. De golpe aparece un producto con creatividad y el mundo del arte queda de pie. Todos pensamos qué bien que le vendría a la Argentina el premio. Aparte de los méritos de la película, sería un gesto. Tiene serios rivales pero es mejor ganarle a rivales importantes.
Eduardo Mignogna: Siempre son inciertos estos tipos de concursos, sobre todo el Oscar donde votan tantos. Una cosa es la película y otra es la competencia y los lobbies que hacen las compañías. La película no va a ser mejor ni peor después del anuncio de los premios. En cambio, seguramente la va a ir mejor al director porque va a tener ofrecimientos y la posibilidad de filmar con un presupuesto más “desahogado”.