Florencia Abbate (Escritora y crítica cultural, autora de la novela El grito): Era el año 2001 y tenía unas entradas gratis para la feria. Insólitamente, en la puerta me encontré con mi dentista: al ver mis entradas se abalanzó sobre una con amplia sonrisa y bestial autoridad. No sé bien cómo pero quedé “obligada” a recorrer con ella el predio. Ella quería ir a escuchar a Marcela Serrano y yo a Marc Augé. Propuse “partir la diferencia”, un punto intermedio, una mezcla: Fernando Savater. Nos lanzamos a caminar en busca de un programa para ver a qué hora hablaba. Pero de pronto divisé en una mesa los Cuentos completos de Arlt y me detuve a comprar. Cuando volví al gentío, sentí una doble alegría: 1) tenía en mi poder un volumen que anhelaba hacía mucho; 2) la dentista se había perdido. Di unas vueltas y entré en otro stand. Vi a un conocido, psicoanalista. Tenía entre sus manos un libro de Bataille y, al notar mi presencia, se sobresaltó y lo dejó caer al piso.
Me pareció bien distinto de la última vez: lánguido, desmejorado, muy encanecido. Habló durante un rato tan largo que me bajó la presión. Sólo recuerdo de aquello la alusión a su vocación frustrada de escritor, y también que su madre le había interrumpido, cuando púber, una promisoria carrera de pianista. Se esfumó y al instante comprobé que en el piso ya no estaba el libro de Bataille: ¡ni mis cuentos de Arlt! “Los profesionales y la crisis”, pensé. Y no pude menos que permanecer admirada ante esa ligereza de la digitación, talento del pianista virtuoso y del insospechable ratero.