Obstinado paciente del psicoanálisis desde hace muchos años, Guinzburg sostiene una particular teoría sobre la necesidad de la clase dirigente nacional de concurrir a un terapeuta. “Yo creo –opina– que el psicoanálisis les vendría muy bien a todos los políticos. Contrariamente a lo que piensa Aldo Rico, que la duda es la jactancia de los intelectuales, yo creo que quien no duda es un animal. Sólo los animales no pueden hacerlo. Los intelectuales y las personas pensantes tienen que dudar, porque de lo contrario no hay pensamiento. El ser humano avanza en el pensamiento a partir de la duda, porque genera respuestas. Y así la humanidad puede avanzar. Es muy raro ver a un político yendo a terapia. Les vendría muy bien. Siempre recuerdo que en Las enseñanzas de Don Juan, el tercer enemigo natural de la sabiduría era el poder. Evidentemente, Carlitos Castaneda tenía razón.”