–¿Siempre hace personajes extremos, como arquetipos?
–Coco (Son amores), Fede (Campeones), Leo (Los Roldán) pueden ser extremos, pero no me jode. Esos son los personajes que gustan, siempre hay un bobo en las novelas.
–¿El comienzo fue en el pionero Clave de Sol?
–La primera vez que entré a un estudio fue como si ya hubiera estado. No entendía mucho qué pasaba, pero no estaba del todo nervioso. Los chicos somos complicados, hay que apurarlos, no dejarlos pensar, para que no se asusten y vayan para atrás.
–¿Estudió teatro?
–No estudié nada, pero eso no se elige. Si no terminé el colegio es porque no me gustaba ir. Me espantan la disciplina, los ambientes, los círculos. Cuando era chico, mis laburos eran una porquería. Pero era otra época, y te volvían a llamar. Hoy en día no te llaman más. Del estándar se sale con la improvisación. No podés parar la pelota, dudar de lo que quiere el personaje, ni llamar al autor, cambiar el texto. Hacelo en el momento.