Mirta Busnelli dice acerca de su personaje: “La obra transcurre entre los años ’50 y ’70 y en ella el paso del tiempo es muy importante. Mi personaje no pertenece a la familia sino que es una amiga de la abuela que vive al lado, casi instalada en la casa, porque ése es su mundo. Pero aunque siempre parece alegre, ella tiene su propia historia –siniestra– con su hija y su nieta. Tiene una extraña fortaleza y a la vez una gran fragilidad. Es que en una familia pasan cosas que uno no ve y de pronto, sin que nadie se dé cuenta de cómo pasó, se desencadena la tragedia. Como ocurrió con el pibe que mató a sus compañeros de escuela. Así, los demás no ven lo que le pasa a ella, porque hay cosas que suceden a un nivel subterráneo. A mí me gustan mucho los trabajos de Daulte, tenemos una amistad desde hace tiempo y acepté hacer esta obra aunque no estaba escrito el texto todavía. Le di mi voto de confianza. Es cierto que fue un salto al vacío: tenía muchos ofrecimientos y sin embargo acepté este proyecto. Corrí ese riesgo porque me interesa trabajar en obras que me estimulen. No me gusta hacer más de lo mismo. Cada director es diferente, cada uno tiene su universo y hay que comprender las coordenadas desde donde dirige. Daulte pone el acento en la actuación, en la exploración. Yo sentí una comodidad muy grande mientras ensayaba esta obra, tanto que no sentí que estaba trabajando. No hubo sufrimiento, salvo los miedos lógicos que tienen que ver con la exposición, que siempre existen”.