ESPECTáCULOS
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Las luces del Colón
El Ballet del Colón subió en el 2001 un poco las acciones, convocando a la cubana Marta García a la dirección, luego de un período de acefalía a fines del 2000. Luego de un primer programa ecléctico en marzo con Las sílfides, los pas de deux de los tres ballets de Chaikovski (La bella durmiente, El cascanueces y El lago de los cisnes) y la Consagración de la primavera en versión de Oscar Aráiz, García atacó en abril con en Estancia, sobre música de Alberto Ginastera con coreografía de Guido de Benedetis, Nuestros valses de los venezolanos Nebrada-Carreño y la Carmen de Bizet, en versión del cubano Fernando Alonso, con Eleonora Cassano. En mayo aterrizaron en el Alvear con un combo compuesto por Tarde en la siesta, Pro et contra, Don Quijote, Nuestros valses y Estaciones porteñas. Luego se largó a celebrar su 76º aniversario con la presencia de Paloma Herrera y Damián Woetzel que alternaron con Iñaki Urlezaga y Silvina Perillo en Giselle, para cerrar en diciembre con Notre Dame de Paris, de Roland Petit. El Colón presentó Varieté, de Mauricio Kagel, confiando la puesta en escena a la coreógrafa Diana Theocharidis. El paisaje habitual del centenario teatro fue alterada por patinadores, acróbatas y gimnasta, en uno de los eventos del año.
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