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Postales del Tercer Festival
El III Festival Internacional de Buenos Aires estuvo lejos de pasar desapercibido. Las presencias extranjeras en la sección danza, en particular, dejarán seguramente una impronta en los habitués y no tanto que se acercaron a presenciar sus espectáculos. En el ranking de preferencias compiten cabeza a cabeza Alain Platel y Sasha Waltz, belga uno y alemana la otra, quienes desde puntos de vista muy diferentes impactaron por igual al público porteño. Con un trabajo comprometido con las diferencias y lo individual, Platel aterrizó en el festival con Iets op Bach, su versión de ciertas partituras del famoso músico en la que no se privó de incluir un furioso track de Prince. Muchas imágenes serán difíciles de olvidar, como la niña de trenzas y lentes acosada por un depravado, los cantantes e instrumentistas en relajadas bermudas y camisas coloridas, la mujer menstruando en pleno escenario. Algunas voces fueron más para el olvido, como la arenga en hebreo, el llanto grupal, el negro sacado que insultaba en slang porno, y la cordobesa que se elevaba, aguda, entre el caos general. Así y todo, fue una fiestaa. La Waltz, en tanto, impactó con Körper. Obra con mucho de instalación, combina imagen, movimiento y sonido en forma magistral. Se tiene la sensación de estar asistiendo a un hecho único, irrepetible. Imágenes que están en el inconsciente colectivo y por tanto se viven como conocidas, pero no.. Otros aciertos del festival pasaron por la compañía holandesa Emio Greco y PC (en un extraño e inquietante dúo alienígeno), el inglés de origen bangladeshí Akram Kahn (virtuoso por donde se lo mire), Joseph Nadj y su versión de Varieté y la cantidad de grupos argentinos presentados al público en forma gratuita.
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