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Un chiflado todo terreno
En De lujo, toca el acordeón, la guitarra, hace rutinas de malabares y compone un payaso chifladísimo. Sebastián Marcelo Guz, alias Costrini, se formó en Menorca, en las Islas Baleares, donde vivió cuando era adolescente. Un día vio a unos chicos haciendo malabares con fuego en la plaza y entendió por dónde venía su futuro: “El circo me gusta como arte, como forma de expresión. Antes hice artesanías y cantaba en una banda de rock”, recuerda Costrini. Guz es co-fundador del Circo Xiclo, la primera agrupación de circo callejero argentina que llevó su propio espectáculo a una carpa tradicional y que se unió con Chacovachi para montar el circo en San Bernardo. Guz tiene una banda cómica musical en España, Los Kretinos, formada por un italiano, dos argentinos y un español. “Hace varios años que teníamos el sueño de la carpa. Imagino que a la gente le debe picar el gusanillo de la curiosidad. Vienen a ver cómo transpiramos la camiseta y a pasarla bomba.” Tiene 29 años y hace doce que trabaja en la calle. “Lo que más gusta de mi payaso es la locura, que camina raro y que inventé una forma de gritar palabras entrecortadas sin necesidad de hablar. El idioma universal es el del cuerpo, porque lo entiende todo el mundo”, dice este payaso que se presentó en Bolivia, Brasil, Emiratos Arabes, España, Holanda, Suiza e Italia, entre otros lugares.
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