Vie 04.02.2005

ESPECTáCULOS • SUBNOTA

La ficha

Andrés Rivera (o Marcos Ribak) nació en 1923, en Buenos Aires. Trabajó en fábricas (como obrero), en redacciones periodísticas y en centros de investigación social. Es autor de novelas y cuentos, algunos de éstos comparados por los críticos literarios con el estilo de la “novela negra” estadounidense (los relatos de Ajuste de cuentas, por ejemplo). Entre 1970 y 1974 residió en Córdoba, junto a su compañera Susana Fiorito, activa investigadora del movimiento obrero argentino. “Esos eran años calientes en Córdoba”, dice hoy Rivera, quien regresó entonces a Buenos Aires porque su hijo mayor, de apenas 17 años, enfermó gravemente. Tiene fama de parco y de soltar frases contundentes. Sus textos resultan duros para no pocos lectores. Recibió y recibe distinciones (entre otros el Premio Nacional de Literatura), y escribe sin pausa: su próxima entrega será Esto, por ahora, donde reaparecen personajes de Cría de asesinos y Tierra de exilio, “más uno nuevo, alguien que participó en la resistencia a la dictadura militar”, cuenta. “La esposa de este militante era partidaria de la lucha armada, pero él no, porque no le veía salida”, puntualiza. “Un grupo de tareas asaltó su casa: la mujer había salido con uno de los hijos y él se quedó con el otro. Cuando entraron, puso al chico en la bañadera y se batió a tiros. Lo mataron, y el chico fue entregado a la abuela.” Los títulos de Rivera contienen historias tan fuertes como ésta. Algunos de éstos son El precio (1957), Los que no mueren (1958), Sol de sábado (1962), Cita (1965), Ajuste de cuentas (1972), Una lectura de la historia (1982), Nada que perder (1982), En esta dulce tierra (1984) y Desde la derrota, colección de relatos que incluye el notable Tres tazas de té. También Apuestas (publicado por Per Abbat, en 1986), La revolución es un sueño eterno (1987), El amigo de Baudelaire (1991), La sierva (de 1992, premiado por la Fundación El Libro), Mitteleuropa (1993), El verdugo en el umbral (1994), El farmer (1996), La lenta velocidad del coraje (1998), Cría de asesinos, El profundo Sur, Tierra de exilio, Ese manco Paz y Hay que matar. Reside desde hace años en Bella Vista (Córdoba), donde su compañera creó una Biblioteca Popular: “Compró un viejo granero con un subsidio de una ONG de Suecia, lo recicló y fundó una biblioteca, donde además se dan clases de teatro y literatura, se proyectan películas y se enseña idiomas”. Los ingresos de Rivera no tienen relación con su prestigio: una jubilación de 340 pesos, la asignación por ser Premio Nacional de Literatura, los derechos de autor y lo que obtenga por alguna colaboración en un medio gráfico. Se ha comenzado a rodar una película sobre un texto suyo, y por esto recibió un adelanto. Pero desconfía, y opina: “Si acá tiene problemas Aristarain, ¿cómo no los van a tener los realizadores más jóvenes? La cultura debe ser apoyada para que los creadores no se consuman en sí mismos”.

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