La grilla marcaba que Jóvenes Pordioseros, otro de los números fuertes del rock rolinga, tenía que abrir el escenario principal a las 18 y tocar 20 minutos. Sin embargo, los hicieron subir una hora antes y a los 15 minutos una orden superior le exigió a Toti, el cantante, que dejara el escenario. Cerraron el telón con el último tema y, cuando Toti intentó salir a saludar al nutrido grupo de seguidores y explicarles lo que había ocurrido, se lo llevaron con muy mal trato del lugar. Lo peor ocurrió detrás de escena: cerca de camarines hubo discusiones entre los miembros de la banda y algunos allegados con personal de seguridad, y volaron golpes de puño de la vigilancia que impactaron en la delgada humanidad del joven pordiosero de Lugano. Fue el lado oscuro del festival.