ESPECTáCULOS
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Cine argentino y su boom
Desde su lado francés, ¿cómo se consume el cine argentino en ese país?
–El lugar que tiene en la prensa es muy grande. Hay cosas buenísimas que se están haciendo. A mí me enloqueció cuando vi Mundo Grúa, de Pablo Trapero. Me pareció una gran película. Tan sincera y sentida. El cine argentino tiene eso, cierta sinceridad. Tiene un éxito de prensa absoluto, aunque después un éxito comercial más elitista, de cierto público cinéfilo que lee los diarios y al que le interesa la realidad socioeconómica de este mundo. Argentina fue –con lo que pasó hace unos años– una especie de símbolo de lo que la mundialización y el neoliberalismo puede hacer en un país supuestamente rico. Y como los argentinos viven de ese color y hablan de eso, interesa. Pero el público es cinéfilo... Aquí (en Francia) pude ver últimamente Buena Vida Delivery, La niña santa...
–¿Su camino desde la publicidad al cine no tiene vuelta atrás?
–Hace un año y medio hice una publicidad que me permitió vivir seis meses durante los cuales escribí el guión de Nordeste. Me lo tomo así, ahora empezaré otro ciclo. Hace dos años corté con eso, porque es un círculo vicioso. Como proyecto tengo Air, pero es un trabajo más grande. No me animé a hacerlo antes porque pienso que para hacer una opera prima, como es una película importante desde la producción, no era conveniente. También tengo otras ideas de pelis más chiquitas.
Nota madre
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