ESPECTáCULOS
• SUBNOTA
El Dr. Rey, íntimo
Se conmueve por lo geniales que son las preguntas del cronista, mira fijo a los ojos, elogia la proporción de los rasgos (justo él, ¡un cirujano!), estudiadamente demagogo, cultor de todos los vicios del buen trato. Doctor Robert Rey es el hombre que extremó los recursos del boom quirúrgico en la tele, el que eliminó cierto aire mordaz de Extreme Make Over (Sony), el que está muy lejos de la parodia descarnada de la serie Nip Tuck (Fox). Rey es otra cosa: cirujano de estrellas hábilmente promocionado desde su reality, sometido a las leyes brutales del género (¡mostrarás a tu propia familia!), obligado a ser falsamente imperfecto (por tanto trabajar... descuida a sus chicas) y conocedor profundo de las demandas de las starlets de Hollywood. ¡Ellas no quieren sólo divertirse! ¡Sufren! Compiten por hombres, por trabajos, por castings, por ropa, por viajes de negocios, y Rey asegura, perjura, podría firmarlo con su sangre que “en este mundo, triunfan las lindas”. Para eso está él, glamorosamente perfilado como el médico más comprensivo de Beverly Hills, paciente y no muy caro... él, que se da el lujo de rechazar a un 30 por ciento de las consultas (¡estrella!); él, que en la segunda temporada del programa (que comenzó en abril, en E!) experimenta con operaciones más osadas y menos mostrables como la de levantamiento de labios de la vagina. Acusado de promover la cirugía en las menores de 18, polémico por popularizar el bisturí, él desmiente que todo sea un juego de niños: “Hay riesgos –asegura–... ¡puede fallar!”
Nota madre
Subnotas