ESPECTáCULOS
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Un swing increíble
Por Liliana Herrero *
Ya pasaron veinte años, pero a mí me parece que fue ayer. Tal vez su voz se agigantó con el tiempo, como pasó con Gardel. Al principio sufrí esa especie de incomprensión que se siente ante las muertes trágicas, pero luego fui sintiendo cómo esa voz crecía y crecía. Si tuviera que elegir una virtud artística en Elis, me quedaría con el swing. Es una palabra que en general se aplica a las cantante estadounidenses, sobre todo a las que hacen jazz. Escucho en Elis algo así como un swing nacional, un swing muy brasileño. Tenía una afinación y un timbre preciosos. Un timbre que no la ubica ni dentro de las voces blancas ni de las voces negras, porque logró lo que tantas artistas buscamos, fundar un estilo. Dejó discos memorables, pero en ese Festival de Montreux, con Hermeto,mostró una increíble capacidad de improvisación y de divertimento. Allí profundizó lo que ya hacía: cantar con una gran libertad. No me puedo olvidar del disco que grabó con Tom Jobim, que se puede emparentar con otros trabajos memorables, como el de Mercedes sobre Atahualpa. Me interesa esa cosa de red que se establece con la música y los músicos, unidos por una especie de tejido. Tuve la suerte de verla actuar, en Rosario. Nunca pido autógrafos, pero a ella sí. La esperé, le di un abrazo y el programa del show. Me escribió: “Con cariño, Elis”. Lo tengo guardado. La sentí llena de vida. Tal vez su existencia fue dramática, y anunciaba ese final. Pero lo que exudaba cuando cantaba era una profunda libertad. Una libertad alegre.
* Cantante. Grabó una versión de “Romaria”, de Renato Teixeira, uno de los éxitos de Elis.
Nota madre
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