LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN
A partir de un hecho anecdótico, Sandra Massoni advierte sobre la complejidad del fenómeno comunicacional actual y convoca a investigar sobre los vínculos socioculturales que genera la comunicación.
› Por Sandra Massoni *
¡Extra! ¡Extra!
Caminábamos por la calle y pasamos junto a un puesto de venta de diarios y revistas. Entonces mi madre me preguntó: ¿por qué será que ya no se vocean los periódicos? Es cierto –pensé– y me quedé repasando la cuestión, habida cuenta de que –por ser la comunicadora de la familia– debería analizar y dar alguna respuesta a este perspicaz descubrimiento. Tantos años de estudio e investigación deberían arrimar algunas pistas. Vamos por partes.
Extra! ¡Extra! Es así: ya no existe el canillita parado en una esquina voceando la primicia. ¡Extra! ¡Extra!
Examinemos esto. Si se tratara de un informe académico se podría titular: “Las múltiples transformaciones de la comunicación contemporánea en el entorno de los medios masivos”. Si fuera un escrito poético podría titularse quizás Réquiem a la primicia. Pero se trataba solo de un comentario en conversación con mi madre.
Pensemos qué decir: el hecho es que parecería que ya no hay primicias, al menos en los diarios. Más bien, la comunicación masiva actual parecería estar alejándose lentamente de artefactos tales como la última noticia y acercándose a otras herramientas, otros dispositivos y abordando entonces dimensiones distintas de lo comunicacional. ¿Cómo le explico? A ver así: el dato parece no ser ya lo más valioso en el entorno de la comunicación digital... por el contrario, la noticia hoy incluye muy habitualmente una cierta deconstrucción del escenario en el cual alguien en particular inscribe un dato en particular. Lo que se valora no es el dato sino la trama en la que el dato se inscribe.
Esto pensaba, ensayando una respuesta posible cuando llegamos al restaurante y mi madre pidió al mozo que bajara el volumen del televisor. Pero antes de que esto ocurriera, alcancé a escuchar a un periodista hablando enfáticamente acerca del sistema de medios de información en nuestro país. Así los nombraba y así también rezaba el zócalo: el sistema de medios de información. Y pensé: aquí hay una punta para arrimar una explicación. Es sabido que la comunicación en el siglo XXI es un proceso estratégico en tanto es el espacio y el momento relacionante de las diversidades socioculturales. La comunicación es un fenómeno articulador y central en las dinámicas de las sociedades actuales. Puedo explicarle que la comunicación es un proceso complejo y fluido que tiene múltiples dimensiones: una de ellas es la informativa, pero no es la única; por el contrario, presenta muchas otras: la interaccional, la ideológica, la del encuentro sociocultural. La dimensión informativa es la que típicamente utilizan los modelos difusionistas, aquellos que se ocupan de la comunicación como transferencia y, por tanto, la reducen al estudio lineal del proceso de información. Trabajando en esa dimensión se aborda un registro de lo comunicacional que resulta muy pertinente en contextos estables y en los que se manejan datos homogéneos; pero no es el único registro posible, tampoco –claro está– el único que han investigado los estudios comunicacionales. Actualmente hablamos de Comunicación Estratégica como un enfoque ocupado en considerar esa complejidad, esa multidimensionalidad de lo comunicacional y en establecer y operar un despliegue teórico y operativo desde sus aportes y sus especificidades. No se trata entonces de medios de información masiva, sino de medios de comunicación social. En la investigación comunicacional se considera y se explora este desplazamiento: ya no se investiga a la comunicación masiva sólo como un qué, cercano a la noticia definida en términos clásicos, sino desde un registro que incluye pero que, a la vez, rebasa esa dimensión. Más bien se trata de investigar una modalidad del vínculo sociocultural, una cierta articulación que alienta/hace crecer porque despliega/hace mover una dimensión particular de los fenómenos en torno de los que establece su comunicación un texto publicado en un periódico o una entrevista en un programa de televisión.
¿Medios de información pública? Salta a la vista que resulta urgente reformular esta categoría heredada de los viejos paradigmas y habitar en los ámbitos profesionales y también en los académicos otras formas, otros dispositivos, otras palabras más capaces de dar cuenta de las nuevas realidades que nos confrontan. Esto pensaba, pero llegó el mozo para tomarnos el pedido y nos concentramos en decidir qué íbamos a cenar.
* Directora de la Maestría en Comunicación Estratégica de la Universidad Nacional de Rosario.
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