Mié 19.11.2014

LA VENTANA  › MEDIOS Y COMUNICACIóN

Hechos que niegan los derechos

La defensora del Público, Cynthia Ottaviano, denuncia la existencia de hechos que niegan los derechos de la niñez en el sistema de medios de comunicación.

› Por Cynthia Ottaviano *

Al asumir el desafío de fundar la Defensoría del Público, el derecho a la comunicación de niñas, niños y adolescentes apareció en primer plano. Había que sortear varias cuestiones para que pudieran ejercerlo. Primero: creer que “los chicos son el futuro” –un slogan admitido– funciona, en la práctica, como una postergación de derechos. Porque en el futuro esos chicos y chicas dejarán de serlo. Los que nos ocupan, entonces, son los chicos y chicas de hoy, los del presente. Segundo, repetir que pueden y deben opinar, sin aclarar dónde, cuándo y cómo. Y, por último, que tienen derecho a que su opinión sea tenida en cuenta, sin saber quiénes serían los receptores ni para qué.

¿Cuántos programas hay en la radio y la TV que incluyan o hagan públicas sus voces? ¿Cuántos programas hay que sean producidos por adolescentes, conducidos por ellos, pensados por ellos? ¿Si a los noticieros los antecede una leyenda que dice “contenido no apto para niños, niñas y adolescentes”, dónde se pueden informar? En una sociedad mediatizada, la radio, la TV, así como Internet, son clave para recibir información socialmente relevante y tomar decisiones. ¿Por qué se los excluye? ¿Por qué se los discrimina o estigmatiza?

En la sociedad adultocéntrica que creamos por y para los adultos, parece no haber lugar para los más chicos. Tal vez porque sus múltiples formas de ver la vida y el mundo pueden estremecer el statu quo que nos empeñamos en sostener. Puede ser un instinto de preservación, pero termina por ser un instinto de extinción... de los derechos. Micaela, de una radio comunitaria de La Boca, lo resumió de manera contundente: “Los medios de comunicación masiva tienen intereses políticos y económicos. Nosotros somos una amenaza para estos intereses, por lo tanto buscan neutralizarnos e idiotizarnos”. Lucas, de una comunidad mapuche de Río Negro, añadió: “Hoy se dice que los jóvenes no entienden nada, pero son los grandes decidores de las verdades desde la inocencia y la espontaneidad”.

La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual puso en palabras un nuevo paradigma: la comunicación es un derecho humano y ya no hay meras empresas, sino servicios de comunicación audiovisual, con responsabilidad social. Tal vez sea momento de que los licenciatarios y quienes trabajamos en la comunicación volvamos a repasar su rico articulado sobre protección de la niñez y adolescencia, respeto de la dignidad humana y los derechos personalísimos.

El viernes pasado, la Defensoría festejó sus dos años de trabajo en San Juan, durante la séptima audiencia pública convocada este año para niños, niñas y adolescentes. En total, durante 2014 se expresaron más de 925 chicos y chicas de todo el país, ante más de 1750 participantes. Pero lo que se dijo no salió en ningún medio de comunicación audiovisual de alcance nacional, aunque hubiera bastado que se pelearan para que esta información fuera repetida una y otra vez en “cadena estigmatizante”.

¿Qué dijeron? Que se los discrimina por los barrios donde viven, por la ropa que usan, por la música que escuchan. Que se los demoniza por sus ideas, que no se los deja participar, que no encuentran lugar para expresarse, que no hay accesibilidad para chicos con distintas discapacidades, que se los asocia a la “violencia, el desorden, la vagancia y el consumo de drogas”, que en los medios no existe el federalismo. En fin, que cuando se asumen como los plenos sujetos de derechos que son, se los invisibiliza.

Este es un ejemplo más de la crisis de representación que hay en la mirada hegemónica de los medios. De las 13.029 noticias analizadas por la Dirección de Investigación de la Defensoría, de los noticieros de la televisión abierta de Buenos Aires, el 30,5 por ciento es policial, mientras que sólo el 1,6 por ciento es sobre educación, el 0,3 por ciento sobre derechos humanos y el 8,2 por ciento sobre niñez. Y cuando se observa cuál es el tópico principal, cuando el secundario es niñez, se encuentra el género policial. Que la niñez está criminalizada en los medios de comunicación audiovisual no es sólo una percepción adolescente. Es un hecho que niega el derecho.

Las audiencias, y eso incluye a los chicos y chicas, quieren ser reflejadas con diversidad, sin estereotipos negativos y quieren también poder decirse a sí mismas, dejando de ser dichas por “otros”. En definitiva, es saludable recordar que los chicos y las chicas tienen derecho a opinar, también en los medios de comunicación, sin restricciones temáticas, nos guste o no su opinión. Porque nos enriquecen con su mirada. Y porque también forman parte de la nueva ciudadanía comunicacional.

* Defensora del público de Servicios de Comunicación Audiovisual.

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