Sáb 18.05.2013

PIRULO DE TAPA

ORO

› Por Hugo Soriani

En 1975, meses antes del golpe, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina anunció que estaba muy próximo un “proceso de purificación”. Monseñor Adolfo Tortolo fue, además, vicario general castrense, nombrado directamente por el Papa. Decenas de testimonios cuentan que visitaba las cárceles y los centros clandestinos de detención, bendecía las armas y los instrumentos con los que se torturaba a los prisioneros. Fue durante esas visitas cuando acuñó la frase que repetía ante los que se animaban a contarle las torturas que sufrían. Impasible, Tortolo entornaba los ojos y juntaba los dedos frente a su nariz para frotarlos suavemente mientras repetía: “Cállense, cállense... ustedes no saben: Videla es oro, Videla es oro en polvo”.

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