La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pidió que el estado de Oklahoma suspenda ejecuciones hasta que se investigue el desastre de la semana pasada, cuando un reo agonizó casi una hora. Clayton Lockett debía ser ejecutado con una serie de inyecciones letales, pero la utilización de nuevas sustancias y su incorrecta aplicación provocaron un espectáculo de horror, en el que el condenado agonizó hasta morir por un ataque cardíaco. “La CIDH condena la muerte agonizante de Lockett y recuerda a los Estados Unidos su obligación de no imponer penas crueles o inusitadas a personas bajo su jurisdicción”, expresó la CIDH, ente autónomo de la OEA.